Nathaniel
Estás sentado frente a mí leyendo sin darte cuenta de que desde hace algunos minutos te veo con cara de estúpido. No puedo evitar sonreír al verte, y es que me haces tan feliz sin siquiera darte cuenta que no podría ser más fácil. ¿Cómo llegué a este punto? Ni yo mismo lo sé, lo que sé es que cada día que paso contigo me enamoro más de ti. ¿Cómo llegaste aquí? Sigo averiguándolo, pero no me importa el cómo sino el para qué. Te vi por primera vez después de tres meses de escribirnos esporádicamente. Tardé un segundo en enamorarme de ti y varios minutos antes de caminar hacia dónde estabas esperando porque no podía dejar de admirarte a lo lejos. Me acerqué poco a poco lleno de nervios, pero en el momento en el que vi tus ojos verdes y hermosa sonrisa supe que quería estar contigo, no tenía duda y no podía dejarte ir. Venía de varias decepciones amorosas y el hartazgo de intentarlo de nuevo, pero jamás tuve tanta seguridad de algo como la que tuve al conocerte. Soy escritor