Blog Roes

Está será quizá la entrada menos leída de mi blog. La que menos les interese o la que les valga madre, pero si algo puedo asegurar, es que es la más honesta de todas al día de hoy. Si son seguidores de todas las pendejadas que escribo, se darán cuenta de que hace 1 mes que no hay publicaciones nuevas, al menos en este blog, porque he seguido publicando columnas en Boy4ME, pero creo que después de estas semanas es justo y necesario que les diga por qué es que he decidido no escribir más. La verdad detrás de todo es que no hay culpa que no sea mía. Sí, existe algo llamado el “bloqueo del escritor”, que aunque parezca sencillo, no lo es, y es que lograr cautivar a tus lectores cada semana con algo diferente no ha sido una tarea nada fácil. Si algo he venido haciendo todo este tiempo, ha sido hablar con la neta, sin importarme si me expongo, si cuento mis experiencias personales así esté abriendo una parte de mí que no es sencilla de contar. Creo que eso ha sido parte del “éxi

Hace poco alguien me dijo: “Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, y te amo…”. Yo sonreí como estúpido obviamente, que alguien te diga algo así resulta muy halagador y a veces aunque el sentimiento pueda no ser recíproco, saber que alguien te ama es una cosa maravillosa. El punto es que su frase no terminaba ahí, después de sus bellas palabras agregó otras más que borraron mi sonrisa: “… Pero también amo a mi novio”. WTF!? Sí, esa misma cara o sensación que están teniendo ustedes en este momento es la misma que experimenté yo al instante. ¿Cómo puede ser posible que alguien ame a dos personas al mismo tiempo? Honestamente jamás he estado en una situación similar, por lo que me es difícil comprenderlo. Claro que he sentido cariño por más de una persona, pero para mí siempre ha sido muy fácil diferenciar el amor del querer. Hasta lo dice José José: “Y es que amar y querer no es igual”. Como es lógico y por motivos profesionales e inspiracionales sostuve una plática muy lar

“Todos tenemos días así”, es lo que me dijeron mis amigos cuando les conté que desperté sin ganas de hacer absolutamente nada. En un mood completamente extraño y sin sentido en el que el día se me fue por completo sin saber siquiera la hora, en el que no supe si había hecho algo productivo o no. ¿Te ha pasado? Simplemente despiertas y sabes que el tiempo está corriendo pero sientes que no avanzas con él, estas por el hecho de estar y si no estás no existe gran diferencia. Estoy seguro de que sí, en efecto todos llegamos a tener días en los que no queremos salir de la cama ni toparnos con ningún otro ser humano, en los que únicamente queremos estar solos y sin contacto físico alguno. “Estás deprimido”, fue otra de las razones que escuché, ¿deprimido? Para nada, no tengo razones para estar deprimido ¿o sí? al escuchar eso mi cabeza inmediatamente se puso a pensar y tratar de encontrar y reconocer el motivo de mi desgano y falta de ánimo, rara vez me encuentro en una situa

Todos conocemos a alguien así, o ¿por qué no? También existe la posibilidad de que seamos nosotros aquella finísima, querida y tan popular persona que se encuentra constantemente en modo de “reproducción aleatoria” y a la que por ello se le dice “zorra”. Les tengo qué confesar que durante mis años juveniles también llegaron a ponerme tan apreciado mote y me llamaban zorro únicamente por ejercer mi derecho a la libertad sexual. ¡Faltaba más! Digo, no es que me la haya pasado brincando de cama en cama, o de sillón en silla, en mesa, en asientos de coche ni nada por el estilo, no eh. Pero recuerdo muy bien que durante esos años en los que decían que tenía el sí muy flojo me preguntaba a mí mismo: Mí mismo, ¿en verdad eres tan zorro como dicen? Y es que pensándolo bien, ¿qué es lo que te hace ser zorra? Es muy bien sabido que el conocido apodo es usado de muchas maneras pero siempre con un mismo fin, el insulto. Le decimos zorra a la que te baja el novio, a la persona que

Desde que somos pequeños crecimos con demasiadas personas a nuestro alrededor diciéndonos lo que podíamos y no podíamos hacer. Enseñándonos todo aquello que por moral, ética, dignidad o porque a alguien así se le ocurrió, estaba prohibido, ¿pero no es la prohibición sino un deseo mucho más fuerte por hacer las cosas? La neta es que en muchas ocasiones nos encanta llevar la contraria y a veces sólo por nuestros calzones hacemos eso que se nos dijo que no estaban bien, que no debíamos, que evitáramos a toda costa… Lástima que muchas veces es imposible escuchar razones cuando se trata del amor. El mundo en el que vivimos tiene sus reglas; claro, y aunque se diga que las reglas están hechas para romperse existen algunas que todavía no nos animamos a quebrantar por cuestiones morales o personales. ¿De qué estoy hablando? De algo que al menos a mí y creo que a muchos de nosotros nos ha pasado. De aquellas ocasiones en que tus ojos, deseos y sentimientos se dirigieron a esa person

Desde tiempos ancestrales corre un rumor que dice que todos los escritores son alcohólicos. Bueno, no me consta que así sea y por mi parte puedo decir que no creo tener ningún problema con el alcohol, de hecho él y yo nos llevamos muy, pero muy bien. Lo que es verdad es que a la hora de escribir resulta muy bueno tener una dosis de alcohol en tus venas ya que la mente se abre un poco más, tus miedos se disipan y sientes una libertad creativa a veces mucho mayor a la que tienes en estado de sobriedad. O quizá no y sólo estoy tratando de justificar que me gusta escribir con una botella de vino a mi lado. Quizá. El punto aquí es que así como puede que el alcohol ayude a explotar talentos escondidos, también es factor vital en muchos otros aspectos de la vida de nosotros los jóvenes; y de los no tan jóvenes, debo decir. Y es que el alcohol no discrimina, es bien buena onda el canijo. Casi todos en algún momento de nuestra vida nos hemos encontrado bajo los influjos del alcoho

Hace algunos días alguien me sugirió que escribiera una columna acerca de aquello que se necesita para lograr una relación perfecta, de esas de película en las que lloras, te ríes, te enojas pero al final siempre terminas besando felizmente a esa persona que tienes a tu lado. Creo que estaría muy padre hacer una entrada sobre el tema… cuando haya experimentado alguna relación así. Yo soy soltero, por primera vez en mi vida logré mantenerme así por más de un año y créanme, en mi caso ¡sí es un logro! Mi historial amoroso es vasto y pasé la mayoría de mi adolescencia metido en muchas relaciones que ni duraban ni lograron trascendencia, así que ahora que me he dado mi tiempo para disfrutar y conocer eso que llamaban soltería pero con lo que no estaba muy familiarizado, he aprendido que no siempre es necesaria una relación de pareja para ser feliz y sentirte completamente realizado. Así que de eso hablaremos hoy, de esos beneficios que trae consigo pertenecer al codiciado

Yo he sido infiel. ¿Para qué negarlo o darme aires inexistentes de santidad? Nunca he sido el prototipo de novio perfecto ni mucho menos el más fiel del mundo así que sí, también formo parte de ese grupo de animales, imbéciles, sinvergüenzas desgraciados que no se tocaron el corazón y cometieron ese bajo acto de echar pasión con alguien que no fuera su pareja. Qué complicado es y será siempre el explicar por qué un infiel lo es y lo que lo lleva a hacerlo, seguramente cada uno tendrá sus propias razones entre las que sin falta encontraremos los siguientes motivos: “Estaba pedo y no sabía lo que hacía” , “Él(la) me provocó, yo no busqué nada”, “Es que mi pareja no me da lo que necesito en la cama” y así podría seguir con cientos de justificaciones pendejas que decimos a la hora de la hora y que la verdad no son más que viles y completas chingaderas. “¿Por qué lo hiciste?” es la pregunta que genera que la cabeza del infiel empiece a maquinar con rapidez una serie

No se espanten amigos lectores, esta columna no trata acerca de ese programa en el que tuvieron a bien poner de jurado a doña Angélica María (¿?) junto a celebridades de la talla de Chino y Nacho. No, este “factor ex” es diferente y no tan gracioso como ver a Belinda caerse de la silla. Eso seguro. Siempre decimos que al terminar una relación estamos cerrando un capítulo de nuestra vida sin importar cuánto haya durado, a fin de cuentas esa persona estuvo a nuestro lado por decisión propia y nos interesó tanto como para darle el título oficial de “novios” tan extraño en estos tiempos en los que las personas sólo asumen que ya están juntas. A veces duele o a veces alegra pero terminar un noviazgo siempre implica algo de dolor y viene acompañado de consecuencias. ¿En verdad le damos vuelta a la página y continuamos con nuestras vidas? Me voy a aventar como gorda en tobogán a decir que no. La gran mayoría de nosotros no supera tan fácil y es ahí donde viene el problema que e