No es zorra. Es coqueta
Todos conocemos a alguien
así, o ¿por qué no? También existe la posibilidad de que seamos nosotros
aquella finísima, querida y tan popular persona que se encuentra constantemente
en modo de “reproducción aleatoria” y a la que por ello se le dice “zorra”.
Les tengo qué confesar que
durante mis años juveniles también llegaron a ponerme tan apreciado mote y me
llamaban zorro únicamente por ejercer mi derecho a la libertad sexual. ¡Faltaba
más! Digo, no es que me la haya pasado brincando de cama en cama, o de sillón
en silla, en mesa, en asientos de coche ni nada por el estilo, no eh. Pero
recuerdo muy bien que durante esos años en los que decían que tenía el sí muy
flojo me preguntaba a mí mismo: Mí mismo, ¿en verdad eres tan zorro como dicen?
Y es que pensándolo bien, ¿qué es lo que te hace ser zorra?
Es muy bien sabido que el
conocido apodo es usado de muchas maneras pero siempre con un mismo fin, el
insulto. Le decimos zorra a la que te baja el novio, a la persona que ha tenido
muchos ligues, a las que se visten provocativas, a las que nos caen mal y hasta
a las guapas les toca el madrazo porque “si está guapa de seguro es bien
zorra”. No me digan que no, todos hemos usado al menos alguna vez la palabra
tratando de describir a alguien mayormente debido a su conducta, y al mero
estilo de “Mean Girls” hoy por hoy agarramos parejo y entre todos y todas es
muy común decirse “zorras”.
Lo curioso del caso es que
en algunas ocasiones esas “zorras” no son nada más que personas que pueden
llegar a tener algo que los demás desean pero no alcanzan, ya sea atractivo
físico, suerte en el amor o una vida sexual de campeonato. Ah cómo es canija la
envidia, ¿verdad? Pero déjenme decirles algo que quizá estén olvidando: ¡las
zorras también tienen corazón! Sí, a pesar de que parezca que su apetito sexual
y ganas de ligue sean mucho más grandes que la ignorancia de nuestro señor
presidente, también los y las zorras tienen sentimientos, quizá muchas veces
opacados por su libido descontrolada pero a fin de cuentas los tienen. ¿Y qué es lo que pasa cuando una zorra se
enamora? Fácil, encontrar el amor para una de esas personas a la que se les
llama de esta manera no es una tarea sencilla.
Puede ser que en efecto
muchas personas ronden a su alrededor, pero pocas de ellas la van a tomar en
serio y lo único que van a buscar es un acostón porque ya han escuchado que las
da en menos de lo que Pitbull saca un nuevo dueto. ¡Qué manchados! Y sí, estoy
hablando desde mi propia experiencia porque cuando me enamoré me salió con el
“pero es que eres bien ojo alegre” y se dio la media vuelta dejándome con las
ilusiones rotas y una erección brutal. (Pausa para un consejo: Nunca, pero
NUNCA digan TE AMO por primera vez cuando están echando pasión, puede que la
otra persona se espante y te deje así como duerme el perico: a medio palo).
Total, que toda esa serie
de chismes y rumores influyó para que mi enamoramiento no fuera correspondido a
pesar de que la otra persona también tenía interés en mí. Y ¿Saben cuánto
cuesta limpiar una mala imagen? ¡Un huevo, la mitad del otro y todavía quedas
debiendo!
Así como yo sufrí por el
dichoso apodo, también reconozco que me he encargado de que otras personas lo
ostenten muy firmemente. Todos tenemos una amiga bien zorra, de esas que ni en
misa quitan el dedo del renglón y le andan haciendo ojitos al de la banca de al
lado o hasta al que canta en el coro, esas que la ida al antro no la ven como
un tiempo recreativo entre amigos sino como oportunidad para agregar un ligue
más a la lista o de tener un buen fin y no precisamente haciendo compras. Aquí
es donde pregunto, ¿qué tiene de malo? Como ya lo he mencionado anteriormente
en otras columnas (Léase EL NÚMERO ELEVADO), cada quien es libre de decidir
cómo lleva su vida sexual, y si quiere acostarse con alguien diferente cada
día, ¡pues felicidades! Porque créanme, hasta la que llamamos zorra es
selectiva y no se va a andar merendando a cualquiera. Eso sí, la
responsabilidad y protección son muy importantes así como lo es que dejen de
suponer y hacer comentarios como “seguro está gonorreica”, “ha de tener sida” o
“te va a contagiar el herpes”, porque una cosa es ser zorra y otra muy
diferente ser pen… deja de levantar falsos, neta no está padre.
Tras años de meditarlo,
pensarlo y hacer una remembranza de todo aquello que la gente decía que hice me
di cuenta de que hoy por hoy puedo responder a mi pregunta. Y no, en ningún
momento fui zorro, respondía a los halagos, sonreía de vuelta, agradecía el
interés y de ves en cuando me iba a cenar con alguien que me latía, claro que a
veces la cena se convertía en desayuno pero ¿y qué? Más que ser un zorro, era
sociable y extrovertido como siempre lo he sido y así como mi conducta me hizo
ganarme el mentado apodo sé que existen miles de personas en una situación
exactamente igual a la mía, que sufren de discriminación injustamente, que son
víctimas de chismes e inventos que no son producto sino de su libertad y quizá
valemadrismo. Que si bien no andan regalando sexo a la primera persona que les
cierre el ojo, tampoco se dejan llevar por pensamientos moralistas. Antes de
decirle “zorra” a alguien piénsatelo dos veces, porque así como existen
aquellas que sí están esperando el fin de semana para fiar la caricia y hasta se
andan fijando en ESAS PERSONAS PROHIBIDAS, también hay gente como yo en las
calles sonriendo de vuelta y te puedo asegurar que muchas veces esa persona no
es zorra, es coqueta.
Los invito a que me sigan en Twitter en: @JCRO35
Jajajajajaja reí demasiado con los ejemplos y las frases. Y es cierto, siempre andamos poniéndole etiquetas a las personas pero cuando nos las ponen a nosotros entonces no nos gusta.
ReplyDeleteEn dónde estabas todo este tiempo! amo tus redacciones ;)
ReplyDeleteTienes razon!
ReplyDeletePúes yo conoci a una chava asi, tenia vato y era evidente que nos gustabamos. Yo me enamore de ella y ella de mi, pero cuando me entere lo puta que era, me dolio mucho.
ReplyDeleteMe aleje poco a poco, y digo que me dolio porque lo reconozco, ella era mi segunda novia, y yo soy muy estricto, conservador y resevado, hasta serio. Ella era todo lo contrario, risueña, guapa y simpatica.
Pero en ese momento el amor, con el timepo se fue volviendo odio y desprecio, me senti engañado y descepcionado. Me aleje y la deje. Agua que no has de beber dejala correr. Ella comenzo a salir con otro, todavia nos gustabamos, pero quiza por orgullo no lo se, nunca volveria con ella jamas.
Y si me dolio mucho, pero el puto orgullo, me sentia traicionado con ella, todo lo bueno que yo habia visto en ella era una puta mentira. Ahora ya lo supere, la he visto, hemos platicado y saludado, ella no se ha casado, yo tengo 35 años ahora y soy casado, pero a veces siento algo en el pecho o los brazos, como un sentimiento de,
¿ por que? que rayos me pasa. Pero no cambiaria mi desicion.