Esas Personas Prohibidas

Desde que somos pequeños crecimos con demasiadas personas a nuestro alrededor diciéndonos lo que podíamos y no podíamos hacer. Enseñándonos todo aquello que por moral, ética, dignidad o porque a alguien así se le ocurrió, estaba prohibido, ¿pero no es la prohibición sino un deseo mucho más fuerte por hacer las cosas? La neta es que en muchas ocasiones nos encanta llevar la contraria y a veces sólo por nuestros calzones hacemos eso que se nos dijo que no estaban bien, que no debíamos, que evitáramos a toda costa… Lástima que muchas veces es imposible escuchar razones cuando se trata del amor.

El mundo en el que vivimos tiene sus reglas; claro, y aunque se diga que las reglas están hechas para romperse existen algunas que todavía no nos animamos a quebrantar por cuestiones morales o personales. ¿De qué estoy hablando? De algo que al menos a mí y creo que a muchos de nosotros nos ha pasado. De aquellas ocasiones en que tus ojos, deseos y sentimientos se dirigieron a esa persona prohibida que llegó en el momento incorrecto, de la forma errónea y en una situación por demás incómoda. Sí, me refiero a esas veces en las que te clavas con alguien con quien no deberías: tu mejor amigo, su ex, el ex de tu ex, el novio de tu amiga, tu jefe, las parejas de nuestros hermanos, y la lista podría seguir.

¿En qué momento suceden estas cosas? Habiendo tantas personas disponibles en el mundo, ¿por qué nos fijamos en una con la que sabemos que no se puede dar nada? Para empezar ¿quién dijo que no? ¿En dónde dice que está prohibido? No estoy tratando de justificarme en esta ocasión, pero neta, en ningún lado he leído, visto o escuchado que realmente enamorarte de alguna de estas personas sea algo imperdonable y completamente malo. Aún así nuestros valores y creencias muchas veces nos hacen ver que es así y que lo mejor es evitarlo.

 

Enamorarte de tu mejor amigo o amiga no es nada de otro planeta, muchos de nosotros hemos pasado por ello en alguno de los dos lados y lo hemos callado por temor a arruinar la amistad, preferimos seguir amando en silencio antes que afectar la relación en lo más mínimo y tarde o temprano eso nos lleva a diferentes escenarios. Uno, en el que te cansas de callar y lo dices enterándote de que NO eres correspondido y bien puede ser que atraviesen por un periodo de distanciamiento en lo que se calman las aguas. Otro es cuando te das cuenta de que están mejor como amigos y todo ese deseo que tenías por probar algo más se evapore dando pie a una amistad mucho más fuerte entre ambos. Y por supuesto, el tercero es el más dulce, cursi y tengo qué decirlo; poco probable de todos, aquél en el que los dos aceptan su amor y viven felices para siempre. Como nota personal diré que en mi caso me tocó la catafixia número 1 del concurso.

Pero ese es el menor de los males, ¿qué pasa cuando de quien te enamoraste es el o la ex de tu mejor amigo? Es muy cierto que existe una serie de suposiciones y tabúes alrededor de los ex, por algún motivo sabemos que meterte con el ex de alguien no está cool y que no debemos hacerlo, más si se trata de los ex de tus amigos. ¿Lo hacemos por solidaridad? ¿Por cariño? ¿Por qué no nos queda de otra? Y si en verdad te enamoras y no es únicamente un deseo, ¿te lo aguantas por solidaridad? Lógicamente siempre querremos hacer nuestro mayor esfuerzo por no lastimar a nuestros amigos, pero a veces por más que tratemos es imposible cuando el sentimiento empieza a hacer de las suyas y es demasiado tarde para sacar los pies del lodo. Cuando yo estuve en esta situación traté de ignorar lo que ambos sentíamos preocupándome por el bienestar de mi amigo que aún seguía enamorado de su ex. Hasta que fue imposible seguir aguantando. Considérame un mal amigo, un traidor o como quieras llamarme, pero en esos momentos no pude evitar pensar, ¿qué hubiera hecho mi amigo en mi caso? Uno puede considerarse un tipazo pero, ¿nuestros amigos renunciarían al amor por nosotros o se dejarían llevar esperando que lo entendiéramos? Creo que me convino pensar que él hubiera hecho lo mismo.

¡Uy! Pero donde si nos toca bailar con Laura Bozzo es cuando suspiramos por la pareja de nuestro amigo o amiga. ¡Qué mentada de madre! No me equivoco al decir que es de lo más doloroso, incómodo y triste que puede haber en la vida. Verlos contentos mientras se abrazan, se besan, ser parte de sus vidas y hasta reventarte las charlas (a veces MUY gráficas) con tu amigo acerca de su vida sexual. ¡Qué reviva Hitler y me mate ahora! Y es que muchas veces nos enamoramos como diría la Sariñana, “cashi shin querer” y ni cuenta nos damos cuando ya estamos arrastrando las cobijas, la almohada y a veces hasta el colchón entero por la novia de tu cuate. ¿Qué se hace en estos casos? Aquí hay de dos, o te cuadras, te aguantas y te olvidas, sí, sufriendo un poco en lo que se te pasa, o de plano te ves MUY manchado tratando de quebrarle la piñata a tu amigo. Y es que sí, a veces el o la novia también nos dan entrada y es ahí cuando decimos ¿y ahora qué? Aguas, si bien eso de que “los amigos son para siempre” tampoco es del todo cierto, es mejor no averiguarlo de esa manera.

El placer y los negocios no se mezclan. ¿Cuántas veces hemos escuchado la frase? Y aquí es donde sí voy a decir: ¡qué sabiduría! Quien la haya inventado de seguro tuvo ondas con el jefe o al menos algún compañero de trabajo porque de otra forma ¿cómo se dio cuenta de que no funcionaba? La verdad es que esta es una de las peores combinaciones que puede haber. Así como bien puede que te dure el gusto por unos meses, este tipo de relaciones SIEMPRE va a terminar de la misma manera. Cuando tienes una relación más que laboral con tu jefe es inevitable llevarse el trabajo fuera de la oficina, sus ratos juntos empiezan a convertirse en pláticas de trabajo, debates o cualquier cosa menos un espacio para disfrutarse, eventualmente las dos situaciones se mezclan demasiado y se va perdiendo la noción de qué es en realidad lo que existe entre ambos, y poco a poco uno de los dos ámbitos se va viendo afectado siendo casi siempre el personal antes que el laboral. Es lógico que muchas veces esto desencadene problemas en el trabajo también, ya que al haber fallado en el plano amoroso es imposible que el laboral quede intacto, así sea mínimo pero algo va a cambiar y la relación personal (ya no amorosa) que existía entre ambos no vuelve a ser la misma. Amén con los despidos, también son una opción muy viable para evitar situaciones incómodas.

Todas y cada una de estas relaciones vienen siendo del tipo de las que creemos “prohibidas”, ¿por qué? Porque si bien no está escrito en ningún lado que no podamos intentarlas, las experiencias hablan por sí solas y es claro que un gran porcentaje de casos han fallado tratando de sacarlas adelante. No, no estoy diciendo que sea imposible y que a todos nos apaleen el mismo número de veces pero sí que eso de que “cuando el río suena…” tiene un motivo y en este tipo de circunstancias parece demasiado cierto. No está padre limitarse y ponerse barreras uno mismo, pero tampoco es que se trate de moral ni de valores, de solidaridad o de dignidad, de lo que se trata es de saber mucho antes de meterte en este tipo de situaciones que tienes todas las de perder y que si ganas serás parte de esos contados casos de éxito. ¡Dale! Estés enamorado o sólo quieras echarte al plato a alguien “incorrecto” nunca está de más intentarlo EN LA PEDA o cuando llega el momento oportuno. Si bien es cierto que no es muy bien visto, también lo es que nadie experimenta en cabeza ajena y preferimos darnos el trancazo para aprender la lección. ¿Mi recomendación? Prepara la pomada, el hielo y los kleenex, dependiendo del caso, puede que tu amigo o amiga no estén ahí para reconfortarte después. 


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