Pinche Infiel

Yo he sido infiel. ¿Para qué negarlo o darme aires inexistentes de santidad? Nunca he sido el prototipo de novio perfecto ni mucho menos el más fiel del mundo así que sí, también formo parte de ese grupo de animales, imbéciles, sinvergüenzas desgraciados que no se tocaron el corazón y cometieron ese bajo acto de echar pasión con alguien que no fuera su pareja.

Qué complicado es y será siempre el explicar por qué un infiel lo es y lo que lo lleva a hacerlo, seguramente cada uno tendrá sus propias razones entre las que sin falta encontraremos los siguientes motivos: “Estaba pedo y no sabía lo que hacía” , “Él(la) me provocó, yo no busqué nada”, “Es que mi pareja no me da lo que necesito en la cama” y así podría seguir con cientos de justificaciones pendejas que decimos a la hora de la hora y que la verdad no son más que viles y completas chingaderas.

“¿Por qué lo hiciste?” es la pregunta que genera que la cabeza del infiel empiece a maquinar con rapidez una serie de excusas por demás inútiles para tratar de ocultar que lo hizo por caliente. Tan frío como se escuche pero es la verdad. Ponte a pensar, tu novio jamás te va a decir que en el sexo estás más tiesa que el cuerpo de Jenni Rivera, por lo que la primera reacción es inventar una mentira en la que no hagamos tanto daño pero tampoco quedemos nosotros como los máximos pendejos y desalmados. “¿Quieres un culpable? ¡Culpa al alcohol, no a mí! Ni siquiera sabía lo que estaba haciendo, cuando desperté ya había pasado”. ¡Llamen a la policía que tenemos un caso de violación! Mejor no nos hagamos idiotas y veamos las cosas como realmente son y como nunca las hemos querido ver, un infiel lo es porque encuentra el momento ideal o una pareja suficientemente estúpida para poder hacerlo.

Me han dicho infinidad de ocasiones que la fidelidad ya está sobrevalorada y he escuchado de propios amigos decir que “ser fiel” ya no es uno de sus requisitos a la hora de conocer a alguien porque sería pedir demasiado y es mejor ser realistas y aceptar que lo hará pero estar conscientes de ello. ¡Tremenda pendejada! Ustedes disculparán si el día de hoy mi lenguaje está siendo un poco más fuerte pero no puedo evitarlo al hablar de este tema. ¿Por qué me estresa tanto la infidelidad? Yo lo hice, sí. ¿Me arrepiento? No. En mi caso la pareja con la que ocurrió jamás se dio cuenta de mi desliz por lo que no tuve que dar ninguna explicación y a pesar de ello el haber sido infiel me dejó marcado de por vida. Y es que podría decirse que no tuve ninguna razón para hacerlo, mi pareja me amaba, me parecía muy atractiva y teníamos buena química y una vida sexual bastante agradable, vamos, tenía a la pareja perfecta a mi lado pero eso no evitó que la oportunidad se presentara y yo DECIDIERA serle infiel. Estaba plenamente sobrio y consciente de lo que hacía, minutos antes mi mente empezó a dudarlo por unos segundos pero mi cuerpo la mandó a la mierda sin titubeos. Es tan fácil hacerlo y tan difícil de olvidarlo, no porque haya sido exageradamente bueno sino porque creo fervientemente que una vez que eres infiel… eres infiel toda la vida.

Me estoy echando la soga al cuello con semejante declaración pero te explicaré por qué no estoy equivocado. Debo aclarar que esa fue y ha sido la única ocasión en la que le he sido infiel a cualquiera de mis ex parejas y me dejó la suficiente experiencia para no querer volver a hacerlo jamás. ¿Por? Quizá porque jamás se dio cuenta y no tuve qué mentir, porque cuando terminamos se despidió diciéndome que yo era lo mejor que le había ocurrido y que no había conocido a persona más honesta y entregada que yo. ¡Carajo! Mejor se hubiera enterado, mejor me hubiera armado tremendo dramón acompañado de lloriqueos y cachetadas. Honestamente a veces lo hubiera preferido porque así me sentiría menos mierda de lo que me siento aún el día de hoy por haber dejado que se quedara con la imagen del tipo “perfecto”.

Yo sé bien cuánto nos duele que nos pongan el cuerno, para nadie está padre enterarse de que tu pareja te ha sido infiel y aún así ya hayan terminado sigue sin estar padre enterarte tiempo después. Estoy seguro de que existen infieles que no tienen el más mínimo sentimiento de culpa y disfrutan hacerlo con frecuencia, que a pesar de que su pareja se entere siguen dándole duro al planchado ajeno y que no piensan ni quieren cambiar, esos sí no tienen vergüenza pero más vergüenza le debería de dar a el o la pobre tonta que aguantan y continúan creyendo que tarde o temprano dejará de hacerlo. La gente no cambia, podrá modificar actos y pensamientos, reprimirlos o encontrar la manera de ponerlos en modo recesivo pero la realidad es que ese tipo de deseos van a seguir ahí.

Si prestaste atención a la descripción que di de aquella relación en la que fui infiel habrás notado que jamás mencioné que yo estuviera enamorado y la triste realidad es que cuando tú no sientes el mismo nivel de compromiso que tu pareja es mucho más sencillo que llegues a ponerle el cuerno. Podremos querer demasiado a nuestra pareja y podemos querer hacerla feliz pero si no existe amor más allá del cariño la infidelidad está a la vuelta de la esquina y no discrimina ya que no está ligada solamente a las personas atractivas, así que si eres de los o las que piensan que es mejor conseguirse un novio feo para que no te sea infiel mejor olvídate de ello.

Un infiel no se arrepiente al 100% de sus actos, podrá ser que la mente lo haga pero el cuerpo jamás, a fin de cuentas es un acto físico que disfrutas sí o sí, así que no hay forma alguna en la que puedas encontrarlo desagradable más allá de moralmente. ¿Entonces? ¿Nos queda sólo rezarles a los santos para que nos toque alguien entregado(a) que no nos ponga el cuerno? ¿Resignarnos a que todas las personas pueden llegar a ser infieles? No, no tenemos que conformarnos con eso ni tenemos por qué aceptar el hecho de que existimos personas lo suficientemente estúpidas para fallarle a alguien que ha depositado su confianza en uno. Sé que dije que el que es una vez infiel lo será toda la vida pero ojo, que no me refiero a que lo seguirá haciendo siempre porque, como en mi caso, ocurrió sólo una vez y no negaré que el deseo, la oportunidad o como quieras llamarle se ha presentado otras veces pero así como DECIDÍ hacerlo en aquella ocasión he seguido DECIDIENDO que no volverá a ocurrir lo cual probablemente ahora me haga una mejor persona pero no borra la etiqueta de infiel que nadie más que yo DECIDÍ ponerme.

Como verás todo es cuestión de decisiones, nadie es lo suficientemente tonto como para decir que no sabe por qué lo hizo o que no estaba consciente. Tenemos la completa capacidad para distinguir a tiempo cuando estamos haciendo algo que no deberíamos y si aún así quisimos hacerlo fue precisamente por eso, porque quisimos. Hoy sé que es mejor seguir soltero si lo que quieres es andar de cama en cama, que una pareja no merece la traición y que el valor, el respeto y el amor son necesarios en cada relación y que sin ellos no vale la pena seguir ahí. Hoy pido una disculpa general a todos y todas aquellas que han sufrido, a los que han llorado por noches enteras imaginando a su pareja con alguien más, a las que se sintieron poco valoradas y las que siguen buscando una razón y les pido que no dejen de creer en el amor por culpa de pendejos infieles como yo, pero sobre todo me pido una disculpa a mí mismo por no haber pensado que un acostón iba a cambiar mi vida. Porque quizá mi pareja no se enteró pero lo sé yo y con eso basta, porque al terminar una relación el ciclo con tu ex no se cierra sino que otro nuevo se abre iniciando eso que quizá no existiría si jamás hubieras fallado, quizá al día de hoy no hubieran terminado si le hubieras dado su lugar, quizá su historia juntos no hubiera terminado como eso que llamamos hace unos días EL FACTOR EX

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