La Pareja Ideal

Existen cosas que quizá no sabemos de dónde vinieron o por qué están ahí pero que sin duda alguna nos han servido para algo, o al contrario, nos han partido la madre desde el primer momento. Una de esas cosas son las listas. No, no me estoy refiriendo a las chavas que presumen de un coeficiente intelectual mayor que el promedio sino al tipo de listas que hemos conocido desde pequeños. Como la lista del súper, ¿cuántas veces no hiciste alguna especificando lo que tenías que comprar y terminaste pasándote del presupuesto? O la lista de asistencia, aquella que no te gustaba porque eras de los primeros y cuando llegabas tarde a clase se convertía en una hazaña entrar al salón antes de que mencionaran tu nombre. Y qué decir de la lista de regalos que le hacíamos a Santa cada diciembre esperando fervientemente que todas y cada una de nuestras peticiones fueran cumplidas.

Crecimos y aprendimos con el tiempo que hacer listas era bueno y ayudaba cañón a tener en claro lo que quieres o lo que esperas que llegue a ti, quizá es por eso que al crecer y conocer aquél amado y a la vez odiado sentimiento del amor nos ha sido demasiado fácil elaborar una lista más, la lista de requisitos que queremos o creemos necesitar que cumpla quien vaya a estar a nuestro lado por quién sabe cuánto tiempo, pero que desde el primer momento empezamos a evaluar y a analizar si va cumpliendo o no con esos requerimientos que con los años hemos ido agregando a la que quizá, sea la peor lista de todas.

Es normal que uno se valore y se ponga exigente a la hora de conocer a alguien ¿no? ¡Claro! Completamente justificable, tampoco vas a ir enamorándote o perdiendo el tiempo con cualquier persona que se te pare por enfrente y es totalmente válido que tengas bajo la manga un par de cuestiones que a la hora de elegir a la que podría ser tu pareja sean de vital importancia para ti. No me digas que no, todos tenemos esa lista o hemos pensado en aquellas cosas que nos gustaría que tuviera quien va a llegar a quitarnos el sueño, al igual que aquellas que no podríamos tolerar así se tratara del mismísimo Dios griego encarnado o de la propia deidad amazónica en persona. Conforme vamos experimentando y también fracasando en otras relaciones amorosas vamos tachando o agregando más cosas a la lista de requisitos y que a lo mejor no son del todo válidos a la hora de empezar a conocer a alguien.

Aquí es donde debo decirles que esta columna nace gracias a una de mis mejores amigas que tiene la fortuna (o desafortunadamente para ella) de ser soltera y que al preguntarle qué es lo que busca en un hombre me haya soltado en menos de 5 segundos una lista como con 20 peticiones muy específicas, juro que hasta pensé que ya la tenía en documento de Word y estaba lista para darle copy paste en el momento en el que fuera necesario. Todo iba muy bien, como cualquier persona “normal” quería que su hombre ideal tuviera un buen trabajo, que fuera cariñoso, romántico, que la entendiera y no tuviera miedo de que una chava tan joven fuera exitosa profesionalmente, que la amara sin dudas y que fuera atractivo a su vista, que tuvieran química, que se rieran por las mismas tonterías y pudieran pasar horas hablando de cualquier cosa, que no se aburrieran estando juntos y que la hiciera sentir como la única mujer en el mundo. No es nada descabellado, no importa si eres hombre, mujer, heterosexual u homosexual, creo que hasta ahí todas y cada una de sus peticiones son completamente válidas y están dentro de la lista de todos nosotros. Es obvio que queremos a alguien que nos ame y nos haga sentir únicos, que comparta nuestro sentido del humor y nos haga reír a la menor provocación, alguien con quien podamos ser nosotros mismos sin tener que fingir o cambiar aspectos personales. Sí, todos esperamos que nuestra pareja ideal nos haga crecer en todos los sentidos y se convierta más que en una pareja en nuestra mejor amiga o amigo, confidente, amante y maestro.

Mi confusión vino cuando leí un par de cosas más que me pusieron a pensar si uno está soltero porque no ha encontrado a la persona indicada o porque así lo ha decidido debido a todos esos “peros” que le encuentra a quien conoce. Claro, uno a veces es tan exigente que se da el lujo de agregar cosas a la lista que probablemente no sean tan importantes, pero que a la hora de la hora creemos que lo son. Tengo que aclarar que lo que sigue no es específicamente lo que leí en la lista de ella pero que va muy de la mano. Que tenga un pene grande o unas tetas enormes, que tenga un buen carro, que cierre la pasta dental después de usarla o que no deje pelos en el jabón, que no tenga tatuajes porque crecimos creyendo que sólo se los hace la gente de la calle que no ha tenido educación, ¡please que no use Crocs porque es lo más naco del mundo! Que viva en buena zona, que sea de los que llevan serenata o de las que llenan tu cuarto de globos cada que cumplen un mes más (¡¿en serio?!), que se vista bien o se cuide el pelo, que sus amigos no sean feos o gordos, que profese la religión católica o jamás le va a caer bien a mi familia, que no se coma las uñas o que no fume, quizá al contrario, que fume para que me deje fumar a gusto. Que no sea vegetariano porque amo comer carne, que no me obligue a hacer ejercicio, que no sea fan de Lady Gaga o peor aún ¡que le gusten las cumbiancheras! Que le vaya al PRD o que no sea de un pueblo con nombre feo o difícil de pronunciar. STOP!

¿Te identificaste? A veces esperamos cosas de la gente que son simples y reverendas mamadas, cosas que hemos creado en nuestra mente pero que en realidad no tienen tanta relevancia a la hora de enamorarse. ¿Verdaderamente importa si tiene un Ford o un Mercedes? ¿Vas a negarte a conocer a alguien porque tiene tatuajes o porque fuma? ¿Importa en realidad que venga de Tantoyuca como Toñita de La Academia o que no tenga un pene de 20 cms o unas tetas copa C? ¿Cuántas veces te has negado la oportunidad de conocer más a fondo a alguien porque a primera vista no reúne todo lo que buscas? Estoy de acuerdo en que con el tiempo y las experiencias uno se vuelve exigente y pide calidad, que queremos encontrar esa relación perfecta que nos dé la seguridad de estar con alguien con quien seamos compatibles, pero ¿cuáles de nuestros requisitos son válidos y cuáles no? Si no tapa la pasta dental después de usarla ¡no es gran cosa! Si no le va tanto el romance como a ti ¿qué? ¿Quién dijo que es necesario encontrar a tu media naranja y que la relación entre una manzana y una pera es imposible? Para ejemplo ahí están el ying y el yang, que por más diferentes que sean se complementan y son uno. No necesitamos a alguien que cumpla estrictamente con todo lo que tenemos en mente, necesitamos quizá a alguien que a pesar de las cosas y manías que no nos gustan nos haga feliz y sepamos que por más difíciles que sean de aguantar ciertos aspectos podemos dejarlos pasar porque en serio tenemos interés y muy dentro sabemos que no es tan importante que tenga un cuerpazo o proporciones genitales enormes porque cuando alguien te hace sentir único todo lo demás pasa a segundo plano.

Reconozco que es demasiado difícil ignorar ciertos puntos de la lista que con anterioridad te han dejado malas experiencias. En lo personal (y con la intención de dejar de quemar a mi amiga) una de las cosas que me prometí a mí mismo desde hace años es no volver a salir con alguien que tenga algo que ver con el arte, que no cante, actúe, baile, se dedique a la conducción, componga, pinte ¡y mucho menos que escriba! Y es que basta con un loco inadaptado en una relación como para lidiar con otro ego de la misma magnitud. Si algo he aprendido con los años es que hay cosas que no puedes evitar, por más que esa sea una de mis prioridades en la lista no he podido cumplirlo porque si ese es el medio en el que me desenvuelvo y mis amistades se dedican a todo lo mencionado también, ¿qué hago? La mayoría de la gente que conozco está involucrada en lo mismo y es imposible negarte a la experiencia del romance tan sólo por una tonta cláusula que tú mismo pusiste en un contrato inexistente. He aprendido que hay puntos en esa lista que creemos importantes pero que a la hora de la verdad podrían pasar inadvertidos si en realidad esa persona te hace sentir como tanto has querido. ¿Que deja los pelos en el jabón después de bañarse? ¡Pues enséñale a quitárselos! Es muy cierto que cuando estás saliendo con alguien ambos adoptan actitudes y comportamientos del otro, a veces para bien u otras para mal, pero lo peor que puede pasar es que si tu novio se viste como Justin Bieber con los jeans a media nalga y tú seas un clon de la protagonista de Gossip Girl alguno de los dos quizá terminará adoptando los gustos del otro, (please trata de que no sea el del Biebs).

Conozco infinidad de gente que se queja de su soltería y que no se da cuenta de que quizá se deba en gran parte a todos esos requisitos que ponen al tratar de encontrar a su pareja ideal, que no es que no hayan conocido a nadie sino que a la primera de cambios deciden que no vale la pena porque es de los acarreados del Peje o porque apoya las marchas de los del CNTE. Abramos los ojos y el corazón a lo que es realmente importante y entendamos que hay cosas que con el tiempo podemos aceptar cuando amamos o que no tienen tanto peso como para hacernos decir “NO”. Dejemos de buscar a alguien que cubra todos los puntos de la maldita lista y empecemos a ver a quien nos hace sentir únicos y queridos sin importar si en la peda toma chela en caguama o perlas doradas, si tiene tatuajes o está en contra de marcar su piel. La clave está en el respeto y la aceptación por la persona que amas. ¿Quién dice que no puede ser tu pareja ideal? Recuerda que puede ser que esa persona no sea todo lo que esperabas pero te haga feliz, que quizá también tenga su lista de requisitos y pueda también terminar diciéndote “NO SOY YO… eres tú”.

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