No te acostumbres a esperar por alguien
Esperar… qué palabra tan fácil de pronunciar y tan difícil de llevar a cabo. Aún así todos los días esperamos algo de alguna u otra manera. Esperamos el bus para ir al trabajo, la hora de salida, visitas por llegar a casa o alguna llamada importante. No importa qué sea lo que esperas, el tiempo que conlleva; sea poco o mucho, implica cierta ansiedad y muchas veces impaciencia. Sí, diario esperamos algo, pero ¿qué pasa cuando lo que esperamos no es algo, sino que esperamos por alguien? He venido trabajando este tema por algunas semanas, recolectando experiencias de lectores y amigos. Aunque debo confesar que quizá empecé a trabajarlo desde mucho tiempo antes. 3 años y medio para ser exactos, ¿crees que unos meses te han vuelto loca o loco? Imagínate entonces pasar 1280 días esperando por el momento exacto para estar con ese alguien. No, ni es sencillo, ni sano, ni mucho menos recomendable. Créeme. ¿Por qué esperamos? En muchas de las ocasiones nos convencemos a nosotros m