Se busca roomie
Verán. Si al igual que yo viven
en una ciudad que no es la suya, y más si la ciudad en la que están es la
Ciudad de México; sabrán que el tema de vivienda/roomies es algo más complicado
de lo que parece. Con los años viene la experiencia, y entre más cambias de
departamento y vas conviviendo y compartiendo espacio con personas distintas,
vas aprendiendo que no únicamente estás pagando por un depa chingón o en una
zona buena para ti, no. También estás pagando por la compañía de otros.
Para la gran mayoría se trata de
un tema de comodidad. Compartir un departamento con más personas es mucho más
barato; y dado que las rentas en CDMX suelen ser muy elevadas tener roomates es
la mejor opción. Pero, si todos tuviéramos el poder económico para vivir
completamente solos, ¿cuántos seguirían compartiendo su casa?
Sí, podrás llevarte de huevos con
tu roomie, ser mejores amigos de toda la vida o quizá hasta ser familia, pero
no miento cuando digo que el placer de estar completamente solo, en tu propio
espacio, rodeado de TODO lo que a ti te gusta y como te brinda satisfacción, es
uno de los mejores que existen. Todos disfrutamos cuando un roomie se va de
viaje, cuando sabemos que saldrá y nosotros nos quedaremos en casa un viernes
por la noche, o hasta cuando sabemos que está dormido.
Nuestras limitantes económicas
nos han llevado a compartir techo con personas muchas veces desconocidas, a convivir
diariamente con otros con los que tenemos mucho o nada en común, depende de qué
tan exigente sea tu búsqueda de roomies. Sin darnos cuenta nos metemos en una
especie de Big Brother privado, porque todos los que te rodean se terminan
enterando de todo lo que pasa en tu casa. Y la neta no me van a venir a decir
que soy el único que lo hace.
Seamos honestos, ya sea con
nuestros amigos, compañeros de trabajo o hasta con la familia platicamos de lo
que pasa dentro de nuestro departamento. Si el roomie es súper buena onda o si
no lava sus trastes, si se portó chido y te cuidó al perro mientras te fuiste
de fin de semana o si hizo una fiesta que no te dejó dormir un día que estabas
cansado, son cosas de las que tu círculo cercano se entera. Y quizá no nos
damos cuenta, pero la imagen que ellos tienen de tus roomates es la que tú te
has encargado que tengan, incluso si no los conocen.
Tan importante es el papel de un
roomie que puede que sea el único cerca un día que estés ardiendo de fiebre en
cama, aquél que te saque de pedos si olvidas o pierdes tus llaves, o quizá ese
que va a estar a tu lado escuchándote después de un día de mierda tratando de
hacerte sentir mejor. La confianza debe ser tal; como lo es cuando vives en
familia, que sepas que pase lo que pase va a estar ahí.
Qué deprimente es compartir tu
espacio primario y más personal con alguien con quien no te llevas bien, que
únicamente lo hagan por ahorrarse dinero. Qué desgastante energéticamente es
cuando viven juntos pero apenas y se conocen o toleran, porque aunque ignorarse
resulte increíblemente cómodo, el pequeño malestar de llegar a casa y saber que
en algún momento estará te está robando energía y provocando cansancio. Nadie
debería pasar sus días así.
Ser roomie puede ser muy chingón,
pero también es una responsabilidad enorme en todos los sentidos. Desde la
limpieza y el orden hasta el ruido o la seguridad. Por ejemplo, qué padre es
poder recibir visitas cuando quieras, que se queden a dormir o hasta el fin de
semana entero, incluso si se acaban de conocer. Pero es muy diferente si a ese
que acabas de conocer le das las llaves del depa y te sales. ¿Me explico? Uno no va por la vida dándole las
llaves de su casa a cualquiera, es sentido común. Peor aún si tu casa no es
completamente tuya y también le estás dando acceso al espacio de alguien más.
En esta 5ta ocasión en los
últimos casi 4 años, en la que me encuentro buscando depa de nuevo, es en la
que más he aprendido no sólo de mí mismo, sino de las responsabilidades y
compromiso de vivir con alguien. Acepto que mi consentimiento hacia mis perros
en un inicio llegó al grado de dejarlos destrozar todo lo que había a su
alcance, hasta un sillón entero, lo cual fue irresponsabilidad mía por falta de
tiempo y atención. Pero también debo decir que el malestar que eso pudo
provocar no se compara con los que yo he tenido que pasar. Pero este artículo
no se trata de quejas, sino de expresarme acerca de la experiencia que me está
dejando el buscar un hogar nuevamente, y las razones que llevaron a ello.
No sé si vaya a tener roomie de
nuevo o si se me cumplan las ganas de vivir solo, pero lo que sé es que a veces
hay que hacer pequeños sacrificios para sentirse cómodo en un espacio, ya sea
sacrificar tiempos de traslado, mayor gasto en la renta, salir de la zona de
confort o tener que despertar más temprano para llegar al trabajo, son pequeños
sacrificios que podemos estar dispuestos a hacer por comodidad. Lo que no
podemos hacer es sacrificar nuestra tranquilidad o nuestra felicidad por ningún
motivo.
Un roomie desgastante afecta tu
energía, tu ánimo o hasta tu economía. Si estás buscando depa, buscando roomies
o ya compartiendo con alguien, sé consciente de lo que representas (aún sin querer)
para esa otra persona, de la responsabilidad que tienes y de que ambos se
necesitan aunque sea sólo para dividir los gastos. Sé consciente de que así
como tú lo haces, esa otra persona también decidió compartir su espacio principal
contigo, y que ambos pueden afectarse o apoyarse de la misma forma.
Al final la ley del roomie es
como la de la vida misma, así como uno debe proponerse ser el tipo de persona
que le gustaría conocer, debe ser también el tipo de roomie que le gustaría tener.
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