No se las des a cualquiera
En serio, no lo hagas. Tómate
unos minutos para pensar claramente antes de hacerlo, aunque vaya a suceder de
manera inesperada, a pesar de que sepas que ya te encuentras más atorado que nada.
Respira profundo y pregúntate, ¿me va a valer madre que después termine
doliendo? Si tu respuesta es sí, entonces hazlo, pero si dudaste aunque sea por
un segundo quizá lo mejor es que aún no se las des, porque las nalgas se le dan
a muchos sin pedo, pero las emociones no se le entregan a cualquiera.
Ahí les va, la neta es que a
pesar de que muchos pudieran pensar que soy muy frío en eso de las relaciones
amorosas, la realidad es que soy más bien medio pendejo. Y existe una gran
diferencia entre frío y pendejo. Volviendo al tema de dar las nalgas, creo que
es algo que podemos decir que le hemos dado a muchos, quizá en el presente o en
otra etapa de nuestra vida, pero al menos cuando hablo por mí, digo que he
tenido sexo con muchos más de los que actualmente me hubiera gustado. Lo malo
es que conforme avanza el tiempo cada vez es más complicado cogerte a alguien
sin involucrar emociones. De nuevo hablo por mí.
Es curioso cómo podríamos pensar
que es al revés, que cuando estás en tus primeros veintes y eres más imbécil es
sencillo que te ilusiones con todo aquél con el que te acuestas, pero no. De chavitos
muchos cogemos con un chingo sin pedo alguno porque estamos experimentando,
creciendo, probando posiciones y personas nuevas todo el tiempo, así sin más,
sin involucrar ningún tipo de emoción en el proceso más que la calentura. Y ni
siquiera estoy seguro de que eso sea una emoción.
Pero cuando te acercas a los 30
la cosa es un tanto diferente. De pronto el sexo empieza a tener un sentido
distinto, sigues creciendo y quieres continuar probando y experimentando, pero
ya no con cualquiera. Porque no importa qué tantas aventuras de una noche
tengas, en el fondo sabes que te encuentras en una etapa en la que empiezas a
pensar a dónde vas realmente, y te cuestionas cada cosa que haces y lo que
obtienes de ello. Incluido el sexo casual.
Volvamos a mí siendo un pendejo
por unos cuantos renglones. Y es que aunque me cueste admitirlo, yo soy de esos
idiotas que muestra todo de sí desde el primer momento, soy la transparencia y
la imprudencia en persona, el bocón más grande de nuestros tiempos. ¿Alguna vez
pensaste que nada podía salir mal si te mantenías lo más auténtico y honesto
posible? Yo sí, y no ha ido tan bien como lo esperaba. Porque todo el tiempo se
las doy a cualquiera, y no me refiero a las nalgas, peor aún, entrego mis
emociones a todo el que cruza por mi vida.
No estoy hablando de enamorarme,
tampoco soy ese nivel de pendejo, pero hablo de verdaderamente compartir todo
en la primera noche. Como muchos sabrán soy de los que no paran de hablar, que
tiene más historias para contar que La Niñera y que lo peor de todo es que mi
plática siempre incluye de todo, desde trivialidades, hasta pasar por Taylor
Swift, Hemingway, las vestidas de Ru’Paul (aunque me cagan) o temas mucho más
interesantes como política, tecnología… mi niñez, el salir del clóset, la
historia de cómo murió mi padre, mi vida de nómada y hasta la canción con la
que recuerdo a mis abuelos. Y todo con lujo de detalles. FUCK.
Lo noté apenas hace poco. Cuando
empecé a pensar demasiado en alguien y en lo bien que la pasábamos juntos, en
cómo todo fluía a pesar de las circunstancias en las que nos conocimos, y del
poco tiempo que estuvimos “saliendo”, pero de lo mucho que ya sabíamos el uno
del otro. En lo mucho que nos contamos y las experiencias que compartimos, en
todas las emociones que entregué sin siquiera saberlo, porque a pesar de que
había otros, hoy me doy cuenta de que pensé que él podía ser lo que necesitaba
en mi vida sin haberlo estado buscando.
Y no, no se trata de un caso de “vuelve
porque te extraño”, sino de la experiencia que esto me deja, y que hoy quiero
transmitirles. Entregamos emociones todo el tiempo a cualquiera sin siquiera
pensar en lo que significa, en la gran parte de ti que estás compartiendo, porque
no solamente es tu historia, es la historia de tus familiares, amigos y toda
aquella persona que sea parte de tus anécdotas y pensamientos. Estás entregando
también emociones de otros. Y he
aprendido que ese poder tanto energético como emocional no se le da a
cualquiera.
Hazlo cuando alguien realmente
valga la pena, cuando sepas que más allá de coger también quiere conocerte, que
se interese por la historia sin que tengas que empezar a contarla tú. Alguien
por quien vayas a luchar y a quien en serio le des la oportunidad de entrar en
tu corazón y en tu mente más que en tus pantalones. No a uno que sólo esté de
paso (porque ya no somos tan idiotas como para no identificar cuando no es nada
serio), no a alguien que comparta todo eso con cualquiera, sí, como yo. Tómate
tu tiempo y cierra la boca de vez en cuando, deja historias para más adelante,
escucha las suyas, déjate ir conociendo poco a poco, mantén el interés sin
esperar nada seguro, pero por el puro placer de ir descubriendo información por
tiempos.
Dale las nalgas si quieres, no
hay pedo, pero no sueltes toda la carga emocional, deja que la vayan conociendo
paso a paso. Porque cuando haces lo contrario y luego reconoces que ese
alguien efímero no era tan especial después de todo, lo que vas a extrañar no
es a él, sino a todas esas emociones compartidas y lo que en su momento te
hicieron sentir, aunque te des cuenta un poco tarde.
Lo triste es que he aplicado eso bastante, y nadie se aplica. Es bastante Express la cosa.
ReplyDeleteMi caso es un tanto parecido sólo que es muy difícil que yo las de, las emociones, y hace poco apareció alguien, alguien me me gustaba mucho físicamente y admiraba quien es, quien es en su chamba y en la vida y el sexo era maravilloso y de repente quise dárselas, las emociones, pasar el tiempo con él, charlar, consentirlo, cocinarle, etcétera pero el no lo quiso, entonces me quedé con todo para dar pero a alguien que no lo quería recibir.
ReplyDeleteA veces quieres dar todo eso a alguien mas porque se las confiaste a alguien que no lo valoró y quieres sentir que las tienes de vuelta, que nunca las perdiste y quizá que puedes volver a sentirte y entregarte a alguien mas
ReplyDeleteTienes muchisima razon a veces nos abrimos demasiado con cialquiera y me refiero a mostrar las emociones debemos de tomar en cuenta como dices si a esa persona en realidad le interesa escuchar lo que pensamos o lo que sentimos o solo esta con nosotros por otras cosas.
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