Im-paciente
Siempre me he considerado un
hombre fuerte. Un hombre con la capacidad mental de mantenerse positivo y de
siempre ver el lado bueno de las cosas. Un hombre paciente, y eso es lo que
soy, un paciente.
Para quienes no hayan leído mi
anterior columna "Queridos Demonios" sólo den click al título y pónganse al corriente, pero básicamente y sin rodeos tras una
serie de síntomas extraños y varios estudios médicos me diagnosticaron un tumor
hace un par de meses. Meses en los que he entrado y salido tantas veces del
hospital que ya lo conozco como la palma de mi mano. Soy paciente porque estoy
en tratamiento médico, pero la realidad es que estoy llegando a un punto en el
que la paciencia se acaba gracias al pésimo servicio que tenemos los mexicanos
en el Seguro Social.
No hay mucho que pueda hacer,
pertenezco a la clase media trabajadora que no podría pagar el tipo de
estudios, exámenes, biopsias y consultas con especialistas que me han realizado
hasta el momento, así que no queda de otra más que aguantarse.
El proceso no ha sido nada sencillo,
después de la biopsia llegó la fecha en la que debía acudir a recoger los
resultados, no miento cuando digo que tuve que tomar un tranquilizante antes de
ir al hospital, los nervios me tenían temblando y aunque no estaba listo para
recibir el diagnóstico, fui. Únicamente para enterarme de que mis pruebas ni
siquiera habían sido mandadas a laboratorio, que las pasadas semanas sin dormir
y sin poder concentrarme gracias al nervio habían valido para pura mierda. Eran
principios de Mayo, y me darían los resultados hasta mediados de Junio.
Sé cómo funciona el sistema así
como sé que la mayoría de las personas aceptan sin discutir y se van a casa a
seguir esperando, pero yo no. Me moví por todo el hospital hablando con los
encargados de Endoscopía hasta llegar con el director de Patología, quisiera
decir que sirvió bastante, pero lo único que pude conseguir fue que mis
resultados salieran el 27 de Mayo, gané sólo dos semanas más, pero venían otras
tres de ansiedad y nerviosismo.
La historia no acaba ahí. Además
del tumor tengo un quiste; no big deal, y se suponía que hoy tendría la
operación para que lo removieran. Como lo indicaron, antes de llegar a la cita
pasé a laboratorio a recoger los resultados de otros exámenes de sangre que me
realizaron, entre ellos el de VIH. Ya se podrán imaginar lo que sentí cuando la
doctora se acercó a mí y me pidió acompañarla porque “había un pequeño problema
con mi examen de VIH”. El corazón empezó a latirme demasiado fuerte y tan sólo
pensé que la situación no podía complicarse más y que de plano me estaba
cargando la chingada. Pero no. El “pequeño problema” era que a pesar de tener
la orden de la prueba y de haberme sacado cinco tubos de sangre, ninguno fue
para realizar la prueba de VIH, simplemente lo olvidaron. Así, tan sencillo, no
la hicieron y ya.
Vale, mañana la realizan y me
entregan el resultado en ese momento. Me dirigí hacia el consultorio en donde
me removerían el quiste un poco antes de la hora indicada sólo para enterarme
de que la recepcionista que me dio la cita la cagó y me citó a la hora en la
que la especialista ya no atiende a nadie. Nuevamente tuve que discutir porque
al final no había sido mi culpa la metida de pata, yo estaba a tiempo para mi
cita. Afortunadamente la doctora seguía ahí, pero, según dijo, sin los
resultados de VIH y a esa hora de la tarde ya habían desarmado todo y no podían
realizar el procedimiento. Tendría que esperar hasta Julio que la doctora
regresara de sus merecidas vacaciones. Wait, what?
Tuve qué explicarle
detalladamente todo por lo que había pasado las últimas semanas. La incomodidad
de no poder sentarme siquiera, el ardor al caminar, las fiebres y la vergüenza de
que en dos ocasiones el absceso (ahora quiste) se había reventado en momentos
demasiado inesperados. Una un domingo mientras paseaba en el museo con mi novio,
la otra en la oficina justo antes de una junta. Les diré que no es cualquier
cosa, el dolor es demasiado agudo y aunque es lo de menos, la pena es mucho mayor.
De repente tus pantalones se llenan de sangre y no hay forma de ocultarlo. Si
algo sé hacer bien es contar historias, así que conseguí que lo removieran el
viernes, sólo tenía que esperar dos días más.
Desde el diagnóstico empecé a
desarrollar ataques de ansiedad y ahora tomo tranquilizantes todos los días,
obviamente prescritos, de otra manera no podría dormir o siquiera relajarme un
poco, y es que no es el tumor o el quiste lo que me están jodiendo, es la
espera. Sé que si quisiera podría pedir el apoyo de mi familia y continuar el
proceso con médicos privados, pero no es el caso. Si como trabajador estoy
pagando y tengo acceso al servicio de salud pública, lo voy a utilizar tantas
veces como lo necesite, sin duda.
¿Pero qué pasa con todas esas personas que de
plano no tienen otra opción? ¿Con aquellos que tienen enfermedades graves y
tienen que aguantar que la siguiente consulta sea dentro de dos meses? ¿Qué
pasa si, esperemos que no, lo que tengo sí es cáncer y sólo me están haciendo
perder tiempo? Tiempo en el que podría empezar a hacer algo al respecto. Yo, el
anciano que estaba junto a mí en la sala de espera o el señor con el que
compartí el cuarto de recuperación después de la biopsia.
Estamos en tiempos políticos en
donde todos prometen estupideces desde salarios rosas, acabar con la
corrupción o poner nuevas líneas del metro. ¿Y dónde están las propuestas para el sector salud? ¿En dónde están
las mejoras que cada sexenio prometen que habrá? Todos los días miles de
mexicanos mueren a causa del deficiente servicio del seguro social, y OJO, que
no estoy diciendo que sea completamente culpa de los médicos o que no hagan
bien su trabajo, lo que estoy diciendo es que tanto nosotros como ellos estamos
tan acostumbrados a que nos den un servicio de la mierda que ya no hacemos nada
por mejorarlo. ¿Qué necesitamos? ¿Más doctores? ¿Más hospitales? ¿Qué aquél que
lidera al país en verdad se preocupe por la salud de los ciudadanos?
Qué absurdo. Nos llaman
pacientes, pero les puedo asegurar que a todos los que lo somos cada día nos
hacen perder más la paciencia y sí, por más fuertes que seamos nos aumentan el
grado de depresión.
Roes. Vaya que he pasado por aventuras de ese tamaño. Te mando un abrazo fuerte. Que putrefacto coraje.
ReplyDeleteY mira que sí, te agradezco mucho la lectura y estar al pendiente Isaac. Abrazo enorme.
DeleteHace poco mi esposo me preguntó que hacia falta para mejorar al país. Yo digo que gente como tu, que ya no debe de tener tanta paciencia y busque hacer un cambio
ReplyDeleteLo malo aquí es que todos buscamos "que el gobierno actúe". ¿Cuándo empezamos a actuar nosotros? De nada servirían recursos de calidad, buenas y eficientes instituciones públicas o gente con buenas intenciones en puestos públicos si no cambia la manera en la que nosotros mismos hacemos las cosas, la educación, el respeto; y sobre todo la humildad.
DeleteJuan Carlos, lamento lo del tumor, avísame si en algo te puedo ayudar... el problema es sencillo, se llama corrupción... por que alguien pidió un favor para realizar una cita anticipada, unos análisis, operar al recomendado y los simples mortales que no tenemos un amigo que nos haga un paro, así que moriremos antes de que la justicia medica nos alcance... por cierto "IMSS" significa Importa Madre Su Salud. atte. tu tío Raúl
ReplyDeleteJajajaja. ¡Buena esa! Gracias tío, puedes llamarme loco o estúpido, pero a pesar de poder hacer uso de contactos y favores he decidido hacerlo como simple mortal. Porque ese simple hecho de pedir un favor o utilizar un contacto retrasa la sanación de muchas otras personas más, yo no pienso contribuir a ello. Si ellos esperan yo también, todos somos iguales. Saludos y un gran abrazo.
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