Carta a los Deprimidos Anónimos
La gente siempre ha dicho que soy bueno
para dar consejos, para guiar a las personas o para simplemente escuchar a todo
aquél que necesite hablar, para dar ánimos y fuerzas y hasta para hacer reír al
más triste así sea mediante el sarcasmo y el doble sentido. Quizá es por eso
que se acercan a mí cuando la están pasando mal y necesitan una
inyección de energía positiva.
Si algo he notado en todas las
conversaciones que he tenido con muchas de esas personas que me han pedido un
consejo, es que a la gran mayoría le cuesta aceptar cuando están realmente
deprimidos. Le temen a la palabra como si la depresión fuera un crimen o un
pecado, argumentando que sólo están tristes o cansados, confundidos y
melancólicos, y es ahí en donde me doy cuenta de que nos cuesta trabajo aceptar
una depresión porque hemos estigmatizado ese estado de ánimo poniéndole a todo
aquél que lo pasa la etiqueta de débil y pendejo. Sí, pendejo, por aquello de
que “cada quien está como quiere estar”, y siendo así tú estás decidiendo
sentirte de la mierda cuando podrías elegir sentirte mejor.
Con lo anterior estoy
completamente de acuerdo, el poder de nuestra mente y la influencia consciente
que tenemos sobre ella es algo que practico y predico todo el tiempo, pero a
pesar de ello me he dado permiso y le he perdido el miedo primero a aceptarlo
para mí mismo, y después a decirlo abiertamente: Estoy pasando por una etapa de
depresión, estoy deprimido.
En los últimos días he tratado de
desaparecer casi por completo de la vida social y digital, he respondido pocas
llamadas, pocos mensajes, no he salido de mi casa más que para lo necesario;
tanto como por recomendación médica como por convicción personal, he dormido
por lapsos de tiempo irreales y el llanto me agarra desprevenido en la regadera.
Sí, yo, el que siempre ve el lado positivo de las cosas y sigue adelante, me
estoy permitiendo sentirme de la mierda y perder el control de mis emociones
por un rato. ¿Y saben por qué? Porque se siente bien, porque es sano y porque a
veces es totalmente necesario.
A veces las cosas suceden y ya,
pero en poco tiempo vienen una tras otra en un ciclo que parece interminable y
aunque sabes que todo va a estar bien, después de aguantar tanto simplemente te
quiebras. Llegas a un punto en donde tienes que parar por un momento, dejar de
tratar de sostener todas las cuerdas y sacar todo el peso que vienes cargando
encima para volver a sentirte bien en un futuro. Y no hay debilidad ni
estupidez en ello. Aún en una sociedad en la que se nos exige estar felices
todo el tiempo porque las personas deprimidas son sinónimo de objetos rotos.
No me malinterpreten, en estos
días también río, hago bromas con mi novio; quien no me juzga y se pone en mi
lugar para entender cómo me siento y sabe que nada de esto tiene que ver con él
ni con nuestra relación, leo noticias como lo hago todos los días, cocino,
alimento a mis perros y juego con ellos, veo documentales y hasta he tenido
tiempo de colorear mandalas. No todas las horas son malas ni todos los momentos
tristes, pero si la tristeza o el coraje llegan los dejo entrar para poder
sanar.
Sé que la depresión no es eterna,
así como sé que todas las cosas se acomodaron de cierta manera para poder poner
una pausa a todo y dedicarme al menos unos días a sanar, tanto por salud física
como mental, sé que sólo tengo unos días, pero estos días han sido un respiro
que llega en un momento en el que lo necesitaba demasiado antes de quebrarme
por completo. Sé que voy a estar bien, que todo va a estar bien y que después
del llanto vendrán más risas y carcajadas, que la depresión no es mala si la
dejas entrar como a cualquier amigo que viene por unos días a la ciudad y se
queda en tu casa. Convives con ella, platican de viejos recuerdos, se cuentan
las novedades y algunas son tan impactantes que los llevan al llanto, pasan
todo el tiempo juntos y disfrutas de esa nostalgia, pero sabes que se va a ir y
que aunque se sintió muy bien estar a su lado por un rato, todo va a estar bien
cuando la despidas.
No todas las personas deprimidas
somos suicidas ni tendemos a la autodestrucción, en estos días no he tomado
alcohol, ni consumido más drogas de las que tengo prescritas por el médico,
como a mis horas y quizá hasta como mejor que en un día normal. Vamos, estoy bien,
sólo estoy deprimido. Y como yo habemos un chingo pero aunque todos sabemos
perfectamente las causas de nuestra depresión, no todos nos damos el tiempo de
enfrentarlas cara a cara en la manera en la que nos sea posible. Da miedo
soltarse y ceder el control por un rato, pero es sano y está bien.
En mi caso quiero pensar que el
cuerpo ya me venía diciendo que tenía que parar, con tantas entradas y salidas
de hospitales, estudios médicos, meses de estar ingiriendo medicamentos
diferentes todos los días, resultados malos y también buenos. No puedo decir
que no lo veía venir, me estaba quebrando poco a poco al mismo tiempo que
entraba en los treintas y acababa de encontrar el amor de nuevo, TENÍA QUE
estar bien. Hasta que no lo estuve. Mi cuerpo y mente se pusieron en huelga al
mismo tiempo e hicieron de mi un trapo, pero afortunadamente mi corazón
continúa contento y cada día descubro más al gran ser humano que tengo a mi
lado, lo que me mantiene enamorado, sano y a flote.
Si tu depresión es amorosa, busca
apoyo en tu mente o tu cuerpo para sanar, pero agárrate de un sentimiento bueno
y confiable. Permítete dormir, llorar, preocuparte y ocuparte de eso que te
tiene en este estado, pero hazlo de manera consciente y sana. Hazlo ahora que
estás leyendo esto y sabes que estás a tiempo, que aún no explotas y que sabes
que no todo es malo, porque créeme que hasta la peor situación en la que puedas
estar tiene una solución y todo va a estar bien.
No importa si es tu cuerpo, no
deja de ser una creación perfecta. No importa si es tu corazón porque con el
tiempo sanará, no importa si es tu mente porque si le das un respiro le das la
posibilidad de descansar y reiniciarse, ¿y qué pedo con las emociones? El
coraje, la ira, el enojo. Supongo que hay que aprender a transformarlas y
sacarlas de alguna manera no destructiva. Yo lo hago escribiendo, y dibujando
mandalas últimamente. También he gritado en la regadera sin que me importe un
carajo lo que piensen los vecinos o he escuchado la misma canción que me hace
llorar sin parar una y otra vez a todo volumen.
La gente tiene que entender que
no está mal estar deprimidos, apagar el teléfono y no hablar ni ver a nadie de
vez en cuando, desaparecer en nuestros cuartos o en otros lados, pero desaparecer
por un momento. Y no es lo mismo que querer desaparecer para siempre. Y si estás
deprimido y esa es la idea que pasa por tu cabeza en este momento, no lo hagas.
Piensa en ti y en que lo único que necesitas para estar bien es tenerte a ti
mismo, amarte y cuidarte tú, hacerte responsable de tus acciones y decisiones
para lidiar con ellas, sabiendo que mientras te ocupes de mantener sano tu
cuerpo, tu mente y tu corazón vas a estar bien. No estás solo, habemos un
chingo como tú y vamos a estar bien de nuevo.
Hola, te he venido leyendo hace algún tiempo, y lamento que estés pasando por un momento difícil. ¿Sabes? Te entiendo perfectamente, en mi caso sentir que todo se cierra y que no hay muchas posibilidades para uno y hasta considerarme poca cosa para el mundo.
ReplyDeletePero por lo pronto yo deseo para ti las mejores cosas, el tiempo da las mejores respuestas y un día entenderás que este momento sientes sirve para algo y es un aprendizaje. Te mando un gran saludo.
Si algo te puedo decir Leticia es que no eres poca cosa. Cada uno, en nuestra pequeñez, somos TAN valiosos para el mundo que a veces no nos damos cuenta del gran poder que tenemos. Cuando todo se cierre rompe una ventana o haz un hoyo en la pared, cuando sientas que no hay muchas posibilidades recuerda que las oportunidades las creas tú misma, pero darse por vencido jamás es una opción.
DeleteGracias por los buenos deseos. Te mando un gran abrazo :)