Bienvenido a casa mi amor

Mañana es el día. Con apenas tres meses de relación, en tan sólo unas horas mi novio y yo empezaremos una nueva etapa viviendo juntos. ¿Qué si me muero de nervio? Sí, a cada minuto. Y aunque ambos hemos vivido en pareja anteriormente, esta vez es muy diferente y especial para mí. Seguro para él también, pero no estoy aquí para hablar por él ni de lo que siente por mí, sino para contar mi versión de esta historia.

Y es que no es lo mismo tomar la decisión de vivir con tu pareja a los 25, cuando no sabes lo que quieres de la vida ni cómo conseguirlo, cuando tu cuerpo, mente y espíritu aún no se han encontrado y cuando de cierta manera aún estás dentro del clóset para muchos, que hacerlo a los 30 planeado madura y conscientemente siendo por fin un hombre libre.  Así que puedo decir que esta es la primera relación que vivo en mi etapa realmente adulta, por eso es tan única y especial.

Verán, en muchas cosas somos polos opuestos. Mientras yo soy extrovertido, social, abierto y estoy al pendiente de mi teléfono y redes sociales todo el tiempo, él es introvertido, serio y cero apegado a la vida digital. Probablemente en más de un mes apenas estará viendo todas las publicaciones cursis y fotografías que he subido de nosotros. Y aunque ninguno de los dos es fan de ir de antro, es más probable que yo termine yendo algún fin de semana con mis amigos mientras él se queda en casa.

Quizá para muchas parejas sea complicado que el otro salga sin ellos o que uno haga pública su vida de pareja cuando el otro preferiría mantener un perfil más bajo, pero no es nuestro caso. Él respeta, entiende y apoya mi manera de pensar, vivir y actuar, y yo hago lo mismo con él. Ambos con toda la confianza y la tranquilidad que te da el saber que estás con la persona correcta, porque los dos se enfocan en todo lo que tienen en común y los complementa, más que en aquello que los hace diferentes.

Hoy esta entrada en mi blog es para ti Nate, porque aunque te lo digo siempre con palabras y acciones, los dos sabemos que mi mejor forma de expresión es escribiendo. Así que aquí están todos mis nervios, la ansiedad y la emoción que siento por esto que estamos por empezar juntos...

Te amo. Y amo que ames mis locuras y escuches atento cada que te hablo de cualquier tema por más extraño que sea, porque sé que siempre tendrás interés en saber lo que pasa por mi mente, que puedas escucharme hablar por horas sin aburrirte y que tengamos debates de creencias y gustos en general. Amo amarte como nunca he amado a nadie, amo tus silencios y cómo con tanta inteligencia llenas los míos.

Sé que tres meses no son nada y que a cualquiera le asustaría ir tan rápido como vamos nosotros, pero también sé que desde el primer momento en que te vi supe que eras el hombre con el que quería compartir mi vida, y fue tan mutuo que es por ello que después decidimos que nuestro aniversario sería el día en el que nos conocimos. En tan poco tiempo hemos pasado juntos por TANTO, y aunque es común que una buena pareja se mantenga unida en las buenas y en las malas, no es común que pasen por las peores primero y salgan victoriosas de ello como lo hemos hecho tú y yo.

Sabemos que ninguno de los dos tiene una fuerte creencia en el matrimonio y que vivir juntos es lo más cercano que tendremos a eso por el momento. Y sé que al igual que yo también estás nervioso. Que los dos estamos acostumbrados a estar solos y que compartirlo todo con alguien puede resultar difícil, pero también tengo la seguridad de que no hay nada que no podamos decirnos y  que si seguimos como hasta ahora podremos resolver juntos cualquier cosa.

Gracias, gracias en verdad por amarme tal cual, con todas mis locuras y comportamientos extraños, por creer en mí y motivarme a hacer lo que me apasiona. Gracias por hacerme sentir el hombre más guapo, sexy y afortunado del mundo. Gracias por tomar mi mano desde el primer día y por no querer soltarla jamás, gracias por llegar a mi vida y darle sentido en el momento en el que creí que todo estaba perdido.

Teníamos una semana de conocernos cuando te conté con miedo que mis constantes visitas al hospital eran porque me habían detectado un tumor, y había grandes probabilidades de que fuera cáncer. Cualquier otro hubiera corrido asustado pero tú decidiste quedarte, y jamás olvidaré que dijiste que estar a mi lado valía la pena sin importar todo lo que viniera por delante porque lucharíamos contra ello juntos. Fue en ese momento cuando supe que no existía otro hombre en el mundo al que quisiera amar por siempre.

Pero citando mi frase favorita de Alice In Wonderland, “¿Cuánto tiempo es para siempre? A veces, sólo un segundo”, te puedo asegurar que cada segundo que estemos juntos será nuestro para siempre. Que mantendremos la costumbre de no ir a la cama enojados, de no reclamar sino hablar, que seguiré despertando a las 5:30 de la mañana contigo con una sonrisa en la cara porque me encanta que lo primero que veo al despertar es a ti. Que nos seguiremos divirtiendo y sí, también te aseguro que seguiré escribiendo todo el tiempo acerca de nuestra vida juntos, porque “eso venía en el paquete al enamorarte de un escritor”.

Prometo hablarte más en español para ayudarte a aprender el lenguaje, prometo leerte esta columna como todas las que he escrito desde que estamos juntos, prometo darte muchos dolores de cabeza y desesperarte de vez en cuando, pero lo más importante es que prometo seguir siendo honesto todo el tiempo y amarte  más cada día, porque estar contigo me ha hecho darme cuenta de lo que se trata realmente la felicidad y el compromiso de amar a alguien.

Hoy me dijiste que disfrutara mi última noche de soltero, pero la única forma que encuentro de disfrutarla es escribiéndote a ti, contándole al mundo lo feliz que soy y lo emocionado que estoy por nuestra nueva vida juntos. Hoy me voy a la cama contando las horas en las que este departamento pase de ser mío a ser nuestro, ansioso por saber que todos los días al llegar la noche estaremos ahí el uno para el otro, porque por primera vez en la vida sé por fin que estoy con el hombre que tanto esperaba.

Qué curioso, jamás imaginé que la pareja perfecta de un escritor sería un psicólogo. Tiene mucho sentido pero, ¿quién lo hubiera imaginado?

Bienvenido a casa mi amor.