La mejor versión de ti mismo.
Dicen que la inspiración se encuentra a veces en los detalles más simples y que lo único que debemos hacer es prestar atención a ellos. También dicen que muy pocas veces nos detenemos a apreciar todo aquello que nos rodea. Que nos sumergimos tanto dentro de nuestros problemas que rara vez podemos enfocar nuestros pensamientos hacia todo aquello que se encuentra en su lugar y que nos cuesta ver lo que sí tenemos en lugar de lo que nos hace falta.
Estoy seguro que, al igual que
yo, en numerosas ocasiones te has puesto a pensar en todo lo que no tienes. ¿Qué
te hace falta? Quizá un buen trabajo, o sólo un trabajo, dinero, nuevos amigos,
viajar por el mundo, conocer nuevos lugares, atreverte a hacer aquello que aún
no has podido hacer, encontrar una pareja que te haga feliz… y enamorarte
perdidamente de ella.
Sí, siempre tenemos en mente todo
lo que queremos, las cosas que queremos lograr y pensamos en cómo podríamos ser
más felices. ¿Por qué será mucho más fácil ver lo que nos falta y no apreciar
lo que nos sobra? Últimamente he estado atravesando por una etapa de molestia
dentro de mi vida, una etapa en la que vuelvo a preguntarme nuevamente si estoy
haciendo lo correcto, si mis metas son válidas y soy feliz con la forma en la
que estoy trazando mi camino. Muchos fantasmas del pasado se han estado
haciendo presentes para recordarme que no siempre estuve tan seguro de mí o de
lo que quiero lograr en la vida. Y sí, son esos mismos fantasmas los que me
hacen dudar nuevamente.
¿Qué es lo que pasa cuando de
repente todo se mueve otra vez y te encuentras en el punto de partida? Cuando crees
que todo lo que has logrado hasta el momento puede venirse para abajo y piensas
que vas a perderte de nuevo. La cuestión está en entender que no estás perdido,
estás confundido, y son cosas completamente diferentes. ¿Qué tienes crisis
existencial y no sabes cómo salir de ella? Creo que es algo que, al menos yo,
siempre me he preguntado ¿cómo salgo de esto? Y de lo que me he dado cuenta es
de que no debemos preguntarnos cómo superar una mala racha, sino cambiar la
forma de verla, mirarla desde otra perspectiva y mejor preguntarte, ¿cómo puedo
utilizar este bache para mi beneficio? ¿Qué puedo sacar de esta experiencia? Sí,
sí, suena muy fácil cuando se lee y créeme que también es fácil para mí
escribirlo.
A veces tenemos miedo a salir de
nuestra zona de confort, a probar cosas distintas, a salir de la rutina, nos
atrevemos poco a cambiar detalles simples por la costumbre de hacer las cosas
del mismo modo, pero no nos damos cuenta de que cambiando cosas pequeñas
obtenemos grandes logros. ¿Qué es lo peor que puede pasar si te decides a hacer
las cosas diferentes? ¿Darte cuenta de que no te gusta? ¿De qué prefieres
seguir con el guion que tú mismo te has marcado? Entonces no pasaría nada, nada
cambia, nada se altera, la diferencia es que está en reconocer que al menos lo
intentaste.
Siempre me ha gustado la
adrenalina, las emociones fuertes y los nuevos comienzos, no por nada he
viajado de ciudad en ciudad por años únicamente para experimentar una y otra
vez esas emociones que únicamente te proporcionan nuevos retos y nuevas
personas. Pero, ¿se puede ser completamente feliz? Estamos tan acostumbrados a
pensar que siempre habrá algo más que nos haga felices. “Sería más feliz si
tuviera un mejor coche”, “estaría mejor si mi casa fuera más grande”, “no me
caería nada mal encontrar al amor de mi vida” o “sólo necesito un mejor trabajo
para sentirme completo”. Esas son frases que pensamos y escuchamos muy comúnmente,
yo entre todos ellos, pero no sé, creo y empiezo a darme cuenta de que estoy
equivocado. Que la felicidad no viene con esas cosas, porque lo único que
proporcionan es un placer momentáneo, pero dentro de poco tiempo algo más se
nos vendrá a la mente y entonces la búsqueda empieza de nuevo.
No está mal desear más cosas,
tener deseos de superarse y ser ambiciosos, siempre y cuando a la par seamos
agradecidos. Y aunque yo me consideraba una persona agradecida, me doy cuenta
de que es algo que muy pocas veces hago, al menos de corazón. Es muy fácil
soltarle un gracias al taxista, a la cajera, a quien te echa la mano o te abre
una puerta, pero ¿cuántas veces agradecemos realmente con total honestidad?
¿Cuántas veces nos agradecemos a nosotros mismos por las personas que somos?
No quiero sonar como uno de esos
tipos que escriben de superación personal y piden que se tomen de las manos y
griten “¡Ánimo!” todos al mismo tiempo, no. Pero hoy no puedo evitar sentirme
realmente agradecido por primera vez por todas las cosas y personas que el
universo ha puesto en mi camino, porque a pesar de que sí me he perdido en
diversas ocasiones, siempre he salido de ello únicamente para volverlo a hacer.
Pero al menos hoy decidí empezar a hacer un cambio.
No quiero convertirme en monje,
en cura ni en predicador de ningún tipo, no. Ni quiero pedirte que te unas a
una secta o que vivas siempre positivo, ese es tu pedo y tú decides si quieres
seguir como estás hasta el momento. El pedo es que hoy me di cuenta de que
siguen existiendo personas que confían en uno por más que los defraudes, por
más que no los veas, que no los conozcas. Que quizá uno no es la mejor persona
del mundo, pero que son los pequeños detalles los que llevan a otros a
acercarse a ti. Y hoy me di cuenta de que si quiero retribuir, quiero ser la
mejor versión de mí mismo. ¿Qué te hace falta para ser mejor? Nada, ni un
coche, ni una casa, ni una pareja ni un mejor trabajo, lo único que se
necesitan son ganas, y esas ya vienen incluidas en tu paquete emocional, sólo
hay que sacarlas de la envoltura.
Estoy de acuerdo contigo, depende de nosotros hacer el cambio y ser mejores personas, porque si no somos felices, entonces no tienes nada que ofrecerle al mundo!!! Buena vibra!! C:
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