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Showing posts from 2017

Ya sabes que vas a morir.

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Siempre me han gustado los finales. Cuando era niño, cada que veía una película me imaginaba cuál sería el final y a veces hasta me saltaba la trama completa para conocer el desenlace, todavía lo hago en algunas ocasiones. Lo mismo pasa con los libros, los amores y la vida. De hecho mi proceso de escritura se basa enteramente en empezar sabiendo cómo va a terminar la historia. ¿Acaso no sucede lo mismo con nuestra existencia? Nadie, absolutamente nadie, puede negar que sabe a la perfección cómo terminará su historia. Al final va a morir. ¿O me equivoco?, a menos que alguno de ustedes haya encontrado el secreto para lograr la inmortalidad en esta vida ninguno se salva del mismo destino que nos aguarda a todos. El final es lo único que todo ser viviente en esta tierra tiene seguro; excepto los Tardígrados, esos pueden sobrevivir a lo que sea, pero dejando a los llamados Osos de Agua de lado la realidad es que absolutamente todos vamos a morir. Entonces, si ya sabemos cóm

Nathaniel

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Estás sentado frente a mí leyendo sin darte cuenta de que desde hace algunos minutos te veo con cara de estúpido. No puedo evitar sonreír al verte, y es que me haces tan feliz sin siquiera darte cuenta que no podría ser más fácil. ¿Cómo llegué a este punto? Ni yo mismo lo sé, lo que sé es que cada día que paso contigo me enamoro más de ti. ¿Cómo llegaste aquí? Sigo averiguándolo, pero no me importa el cómo sino el para qué. Te vi por primera vez después de tres meses de escribirnos esporádicamente. Tardé un segundo en enamorarme de ti y varios minutos antes de caminar hacia dónde estabas esperando porque no podía dejar de admirarte a lo lejos. Me acerqué poco a poco lleno de nervios, pero en el momento en el que vi tus ojos verdes y hermosa sonrisa supe que quería estar contigo, no tenía duda y no podía dejarte ir. Venía de varias decepciones amorosas y el hartazgo de intentarlo de nuevo, pero jamás tuve tanta seguridad de algo como la que tuve al conocerte. Soy escritor

El abuso sexual no se calla.

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H ay tres historias que nunca he contado. Historias que ninguna relación tienen la una entre la otra y que han afectado y marcado mi vida de manera inimaginable. Por años me las he reservado y, desde hace apenas unos meses, he decidido compartirlas con las personas más cercanas. Fue el miedo, la vergüenza y el sentimiento de culpa lo que me llevó a callar por nueve años esta primera historia. Fue la inmadurez y la falta de confianza en mí mismo. No fue sino hasta hace relativamente poco que mi mente fue capaz de recordar absolutamente todo, cada palabra, cada segundo. Era consciente de lo que había sucedido, pero inconscientemente olvidé los detalles y decidí enterrar los recuerdos pensando que estaban superados; la realidad era otra. Casi diez años atrás me encontraba en una etapa de la vida en la que la fiesta y el alcohol eran recurrentes. A mis veintiuno me la pasaba de antro cada fin de semana ahogado de borracho y besándome con el primer vato que me gustara; la fama de

México despertó un martes.

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Hoy me iré a la cama sintiéndome plenamente agradecido. Agradecido con Dios, porque aunque muchos crean que soy ateo no es así; agradecido con la vida y más que agradecido, orgulloso de mi país y de poder llenarme la boca diciendo que los mexicanos somos unos chingones. En los días que han seguido al sismo he llorado incontables veces. Mi llanto ha pasado por el miedo, el pánico, la impotencia, el coraje, la tristeza, la felicidad y el orgullo, a todas horas y muchas veces agarrándome desprevenido. Pero puedo decir con seguridad que he llorado más veces de inmensa alegría que de tristeza, y eso es gracias a todos y cada una de las personas que seguimos haciendo de México un país maravilloso, y ojo, que no sólo somos los mexicanos. Mi colonia se encuentra entre una de las más afectadas por el terremoto de 7.1 grados que tuvo epicentro en Puebla, a 120 kilómetros de la Ciudad de México y que sentimos hasta en lo más hondo de nuestras entrañas. Mi edificio, un edificio viej

Woman...

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Estos días soy una mujer. Lo diré así, por primera vez en mi vida me siento una mujer. Y antes de que se hagan ideas extrañas y empiecen a hablar de la cuarta letra descriptiva de las siglas de la diversidad sexual o pregunten si pienso cambiar de sexo, déjenme aclararles que el tema no va por ahí. Va incluso más allá. A un tema que ni siquiera las personas transgénero pueden experimentar. La menstruación. Antes de que se empiecen a ofender, déjenme aclarar mi punto y hacia dónde va esto. Si nos remontamos al momento inicial, puedo decir que llevo 2 años lidiando con un absceso en la parte de pliegue del glúteo izquierdo, pero para ser honestos, ha sido el último año, y específicamente los últimos meses los que han detonado mi entera comprensión a ese gran acto de la naturaleza femenina. Verán, un absceso tiene que ser drenado; en mi caso ha sido drenado médicamente en 2 ocasiones, yo lo he tenido que hacer por mi cuenta más de las veces que hasta ahora puedo contar. En

Cómo ser un novio paciente

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Tengo qué ser honesto y decirlo abiertamente, no soy tan fuerte como aparento. Trato, y Dios sabe que trato con toda la energía que recorre mi cuerpo, pero es mi mismo cuerpo el que se rebela traicionando a mi mente, porque simplemente a veces ya no puede más. En mis 20 días de casi enclaustramiento por incapacidad; días en los que se supone estaría haciendo el mínimo esfuerzo en lo que me realizan cirugía para remover (nuevamente) un quiste que se supone no debería de estar ahí; he tenido suficiente tiempo para pensar y darme cuenta de lo que está pasando.   Puedo moverme, no es que me encuentre completamente incapacitado de hacer casi cualquier actividad. Las únicas que no puedo realizar sin sentir dolor son caminar en exceso, sentarme, utilizar jeans o pantalones ajustados, andar en bicicleta, hacer ejercicio de cualquier tipo o algún tipo de esfuerzo excesivo. Espero que hayan notado el sarcasmo. Básicamente estar por completo en cama sería lo recomendabl

Los Filósofos Viven de Noche

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Todas las luces se apagaron, la puerta de la recámara principal se cerró y a pesar del ruido proveniente de la calle, en el interior reinó el silencio. La tenue luz iluminaba desde afuera a través de las cortinas de carrizo en los ventanales del departamento, el incienso estaba próximo a apagarse y las bestias se habían dormido hace un rato ya. La tranquilidad de la noche había llegado de nuevo, y aunque el panorama parecía despejado decidieron esperar 13 minutos más para asegurarse de que alguno de los gigantes no tuviera la necesidad de ir al baño a eliminar sus virtudes. Tan pronto como pasó el tiempo acordado por ambos, Galeno cerró el pergamino que tenía posado sobre su regazo y lo aventó al horizonte, el pesado volumen golpeó el  lado de una de las velas, que siempre permanecían prendidas por la noche. La vela tambaleó un poco ante el impacto pero recuperó su postura en seguida.   -           ¡Te digo que una de estas noches vais a mataros a todos! ¿No podéis encon