Mi amor, Amor.
El amor no existe. O al
menos eso es lo que he escuchado durante toda mi vida en boca de gente con
diferentes personalidades, estilos de vida y religiones. Debo decir que nunca
he estado de acuerdo con ellos, el amor existe y es el sentimiento que mueve montañas
y nos lleva a muchos de nosotros a cometer demasiadas estupideces, a hacer
cambios dentro de nosotros mismos, a ver más allá de lo que una persona
realmente es. Más importante aún es cuando el amor significa tanto para
nosotros que terminamos enamorándonos de él, sí, muchas personas amamos tanto
la idea del amor que lo buscamos desesperadamente “encontrándolo” en cada
persona que nos habla bonito, que nos procura, que da indicios de interés aún
cuando sabemos que no estamos en la misma sintonía y que no es que amemos a esa
persona, sino que estamos enamorados del amor.
No recuerdo qué edad tenía
la primera vez que sospeché que el mío era uno de esos casos tan cabrones pero
lógicamente la negación se hizo presente y me convencí de todas las formas
posibles de que no era cierto y de que lo que sucedía era que estaba demasiado
listo para amar a alguien que el amor se me desbordaba por todos lados y
encontraba un recipiente diferente cada semana. Desde chico he sido “muy
noviero” como comúnmente se dice para describir a una persona a la que en realidad
podríamos llamarle zorra. La verdad es que no se trataba de putería sino de un
deseo desesperado de encontrar alguien a quién amar y que me hiciera sentir
todo eso que se supone que nos mueve por dentro cuando realmente estás
enamorado. De sentir las mariposas, de tener a alguien en quién pensar todo el
día y que despertara mandándome el mensaje de buenos días, que tuviera
detalles, que no pudiera pasar un solo día en el que no necesitara hablar
conmigo y que cada vez que me viera pusiera esa mirada tan estúpida y común
entre las parejas.
Nunca he podido describir
el amor como tal a pesar de buscar todas y cada una de las definiciones del
mismo, he llegado a dudar de haberlo sentido y a veces pienso que jamás me he
enamorado en toda la extensión de la palabra a pesar de que soy un romántico
empedernido que siempre entrega todo aún sin recibir nada. ¿Por qué? Porque
como lo dije antes, existimos infinidad de personas que amamos con locura, pero
eso que amamos se llama amor y no tiene apellidos, acta de nacimiento ni credencial
de elector (no es lo mismo que el caso Kalimba, cabe aclarar).
Toda esa gente que como yo
ama la idea de estar enamorado sabe con seguridad que vemos lo inexistente en
más de una ocasión, tratamos de convencernos de que alguien tiene lo que
buscamos y que a pesar de no ser tan compatibles tiene algo que nos gusta y
rescata la relación de un truene. Preferimos estar con alguien por el hecho de
tener a una persona que nos haga sentir algo que no tener a nadie y de plano no
sentir nada. Qué jodido ¿no? A veces hasta salimos con más de una persona por
esa misma necesidad de afecto, por ese ego de tener más de una vela prendida y que
significa más de una o uno regalándonos su cariño y sus pensamientos,
renunciamos a la idea de estar solos y aceptamos a más de un acompañante porque
no sabemos cuál será el bueno o la buena, cuál de ellos en realidad nos va a
hacer sentir lo que buscamos y va a lograr despertar todos esos sentimientos
que llevamos guardados y que con tanta ilusión esperamos depositar en alguien.
En ese punto no vemos mal salir con varios(as) porque estamos explorando y
abriendo nuestros horizontes, dándonos la oportunidad de elegir e ir dejando
que los sentimientos nazcan confiando en que nuestro instinto (o corazón) nos
dará la respuesta llegado el momento sin darnos cuenta de que quizá ninguna de
esas personas vaya a convertirse en aquella a la que le llamemos “amor”.
Uno no va por la vida
pensando que encontrará el amor en cualquier momento, no lo digo como afirmación
sino como consejo. No es sano pensar que cada persona nueva que te presentan
podría ser el amor de tu vida o que equis chava que volteó a verte se enamorará
de ti y va a iniciar una historia de amor que no tenga fin, desafortunadamente
eso es lo que muchos hacemos sin darnos cuenta de que no estamos buscando a UNA
persona en específico sino que puede que estemos buscando a CUALQUIERA de la
cual enamorarnos. Estamos tan entregados con la idea de que en pareja todo se
disfruta mejor que nos dedicamos a ver cualidades que probablemente no existen,
a pensar que las personas pueden cambiar o muchas veces a fallarnos a nosotros
mismos con tal de sentir eso que nos hace bien, que nos tiene emocionados y que
nos saca de la lista de solteros que tan mal vista es en la sociedad. Estamos
en verdad tan ilusionados con la idea del amor que pasamos por alto todas las
dudas, la confusión y el temor, sustituimos algunas cualidades por otras aunque
esas faltantes sean importantes para nosotros. ¿No tiene un trabajo estable?
¡No importa! Está bien pinche guapo. ¿Te preocupa que sea medio zorra? ¡A la
mierda! Lo bueno es que coge rico.
La verdad es que muchas
veces no se trata del enamoramiento, se trata de amar la idea de estar
enamorados la que te mueve y te hace sentir que eres feliz y que tu ser está
semi completo, y digo semi porque en tu interior sabes que no lo eres, que
estás tratando de amar a alguien que quizá no lo merece, que en el fondo te
despierta dudas y te deja despejada la situación como para seguir viendo otras
vitrinas buscando mejores carnes. ¿Por qué lo hacemos? ¿Por qué necesitamos
tanto estar enamorados sólo por sentir que alguien está ahí para nosotros? Lo
puedo decir abiertamente como he dicho todo, hay gente que diariamente puede
“demostrar” interés y que hasta profese su amor sin medida y sin importar si
por el momento tiene pareja o no. Pero ¿qué se gana de todo eso? El ego
aumenta, el corazón se siente querido y al menos sabes que hay alguien pensando
en ti, ¿y luego? Luego te queda un vacío por saber que nada de eso va como tú
lo quisieras, que esas personas que dicen quererte o amarte no están ahí al
cien, que a final de cuentas estás solo y que lo único que te está “llenando”
es esa rutina de saber que al menos una vez al día esa persona te va a escribir
diciendo “te amo” sea cierto o no y te va a sacar por un rato de esa soledad a
la que tanto le temes. Volvemos al mismo punto otra vez, ese punto que te dice
en tu cabeza que a pesar de que sepas que no es la persona y que no es amor lo
que sientes estás conformándote con muestras de cariño porque las necesitas,
porque tu corazón quiere sentirse querido y porque lo que te dicen te hace
sentir bien. No está padre darte cuenta de que no importa si la otra persona
está verdaderamente interesada en ti o no sino que eres tú el que está buscando
ese interés tan sólo por no sentirse solo, por alimentar esa idea del amor que
tanto nos mueve, que nos hace apendejarnos y pensar que lo de menos es si tiene
o no lo que esperamos sabiendo que no nos vamos a entregar pero que de eso a
nada hay mucha diferencia. Es muy diferente saber que amas a alguien a aceptar
que amas una idea, cuando estás enamorado del amor ves a cualquier persona con
cualidades que pueden ser las que buscas, con detalles que a lo mejor no están
ahí y buscas excusarlo(a) contándole a todo el mundo que es lo más cariñoso que
has conocido o que ahora en verdad se está entregando a la “relación” y que no
puedes estar más feliz. Piensa una cosa, ¿eres realmente feliz? ¿te hace feliz
saber que hay un pobre incrédulo o incrédula que todos los días te dice que “te
ama”a pesar de que a lo mejor no te conozca y sólo hablen por Facebook o Skype?
Piensa si en verdad te hace feliz hacerte a la idea de que si te mandó un “te
quiero” seguido de comas y puntos es porque puede significar más de lo que en
verdad quiere decir, de imaginarte que si te escribe todos los días es porque
de verdad te ama, que si te dice que te extraña también puede ser producto de
su soledad y estar en el mismo punto que tú buscando quién le haga segunda a
sus mensajes cariñosos. No se escucha tan padre ¿verdad? Pero es una realidad
que se vive todos los días, cientos o miles de personas van por la vida
prometiendo las perlas de la virgen cuando no están listas para comprometerse
por la simple y sencilla idea de que no saben amar sino que aman la idea del
amor y necesitan todo el tiempo que haya alguien que demuestre tantito interés
para darle paz a su alma y elevar su ego.
Abre bien los ojos y date
cuenta si tú eres una de esas personas que aman no a una persona sino la idea
del amor, de sentirse enamorado, de buscar en cada persona que te hace sentir
algo padre esa relación que marcará tu historia, que te hará perderte al grado
de ignorar todo lo que hay a tu alrededor con tal de ver sólo las cualidades
del que está a tu lado. Piénsalo tú que me lees, analiza si en verdad lo que
sientes por esa persona es amor o interés, si es el hecho de necesitar a
alguien con tanta desesperación porque estás buscando quién te mueva de nuevo,
quién demuestre aunque sea un poco de afecto, quien con un mensaje te haga
saber (o creer) que sólo está contigo. Sé que tú como yo sabes la respuesta y
tienes perfecta idea de cuando no estás seguro de alguien, de tus dudas y
pensamientos. Sabes perfecto cuando estás con alguien por esa necesidad brutal
de atacar la soledad, por sentirte querido. Nunca está de más analizarnos a
nosotros mismos e identificar si somos de esos enamorados del amor que buscan
la estabilidad emocional en alguien más y que no consiguen consigo mismo. Tenemos
que aceptar la verdad cuando la vemos, estamos tan clavados con el deseo de
enamorarnos que muchos y muchas caen en nuestras inestables redes y caemos de
igual forma, que nos envuelven en el deseo de… sin darnos cuenta que llegamos a
convencernos tanto de que es lo que estábamos buscando que no vemos que
inconscientemente podemos llegar a verlo como uno, o peor aún, podemos
convertir a cada persona en un por mientras cuando tenemos una idea muy clara: mi amor…
es por el amor.
que importa vivir de ilusiones si así soy feliz!!! o.k. necesito un psicologo
ReplyDeleteJajajaja, mientras seas feliz ¿qué importa lo demás? Así sea momentanea la felicidad se disfruta en el momento.
DeleteCasualmente eso me han repetido taaaanto mis amigos... que de tanto novio que tuve, no conozco el amor verdadero jaja. Viví tanto de ilusiones que después de muchos años, cuando me cayo la realidad como balde de agua, me es difícil distinguir la realidad de la fantasía y no sé si realmente están siendo honestos o no, por lo cual me cuesta confiar mucho en una persona, y por ende, en el amor. o_O
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