Malditos Celos
Quisiera poder pedirles que
levantara la mano todo aquel que ha sentido celos alguna vez en la vida, pero
sería absurdo por mi imposibilidad de ver quiénes lo hacen y quienes no.
Probablemente no sea necesario ya que puedo aventurarme a decir que de alguna u
otra manera todos lo hemos hecho, todos hemos estado al menos en una ocasión en
ese trance de ¿ira? ¿Duda? ¿Inseguridad? Sí, no vamos a negarlo porque sería
mentirnos a nosotros mismos.
Es típico que empiezas a
salir con alguien, empiezan a conocerse, a encariñarse el uno con el otro y es
esa misma ilusión la que te hace ver a la otra persona casi perfecta y te
sientes el ser humano más feliz en la faz de la tierra, pero a veces por más
confianza que tengas en ti mismo es imposible no pensar lo peor e imaginar que
otra persona vea también lo maravillosa que es tu pareja y pueda intentar
arrebatarla de tu lado, aunque a veces la única que lo vea de esa manera seas
tú. Para no perder la costumbre voy a confesar que yo he sido una de las
personas más celosas que he conocido, he pensado, dicho y hecho cosas dejándome
llevar por los celos que me inundan en el momento y por el hecho de no poder
controlar mis impulsos. Es lógico que este tipo de conducta me haya llevado a
través de los años a tener un gran historial de relaciones fallidas ¿no? No
empieces a reírte todavía, quizá te identifiques conmigo más adelante.
Mucha gente se refiere a
los celos como inseguridad y vamos que si ese es el caso entonces yo podría
compararme con el majestuoso barrio de Tepito en más de una ocasión. Durante
los pocos o vastos años de experiencia en relaciones amorosas que he tenido me
he dado cuenta de que cada vez se vuelve más difícil confiar en tu pareja y
seguramente dirás ¿pues con quién te estás metiendo? Y te aseguro que no tiene
nada que ver. Son muchos los factores que pueden llevar a una pareja a la
ruptura gracias a los celos de uno o peor todavía, de ambos. Hoy vamos a culpar
a la tecnología, a Whatsapp, a Skype, ¡a Facebook! Y parecerá broma pero hasta
las estadísticas comprueban que en nuestros tiempos la mayoría de las parejas
terminan por razones ligadas a las redes sociales. ¿Cuántos no hemos revisado
casi cada día los estatus, las fotos, los likes, los comentarios en el muro?
Más de una ocasión he escuchado en el café o el bar quejas que si porque tal
tipa le dejó un comentario con una carita feliz al final. Porque equis tipo le
comentó en una foto que era muy guapa, porque el novio o novia le dio “me
gusta” a la publicación de alguien más o el típico pensar que no te toma en
serio porque no ha cambiado su estatus sentimental. Créeme ¡cada día es más
común! No cabe duda de que la tecnología nos acerca con los que están lejos
pero cada vez aleja más a los que tenemos cerca.
Así como confieso que he
jodido varias relaciones por los celos debo decir que también me he librado de
alguna que otra persona con el sí muy flojo a pesar de tener un noviazgo y es
que pocas veces me he equivocado cuando la duda entra y empiezo a desconfiar
poco a poco. Un error muy grande pero revelador que me prometí a mí mismo no
volver a cometer jamás es revisar el teléfono de mi pareja, la curiosidad mató
al gato y yo estuve a dos de quitarle otra vida al pinche gato y a mi ex por la
infinidad de mensajes cariñosos y otros faltos de pudor que encontré aquella
ocasión. Fue bueno darme cuenta pero al mismo tiempo me hace preguntar ¿en
verdad es necesario llegar a tal grado de desconfianza? Y es que una cosa es
segura, una vez que por cualquiera que sea el motivo empiezas a desconfiar de
la persona con la que estás, la relación va dirigida al fracaso.
Tenemos aparte la otra cara
de la moneda que también puedo decir que he vivido. Tras años de torturarme a
mí mismo escuchando “All By Myself” después de mis rupturas decidí que tenía
que parar y así fue, dejé de celar, me volví más seguro, comprensivo y el tipo
de novio que no tiene ningún problema en que salgas con tus amigos a divertirte
sin mí. ¿Qué pasó? ¡Qué se me volteó la moneda! Lo que yo interpretaba como
confianza y una buena relación mi pareja lo vio sospechoso y pensó que era yo
el que estaba haciendo cosas a sus espaldas al grado de mostrarme en carne viva
lo que se siente estar con una persona desconfiada, insegura, ¡obsesiva! Nada
cool.
¿Entonces cuál es la
fórmula para lograr una relación en la que los celos no sean un problema? Una
mejor pregunta sería ¿existe? Si existe
o no lo más seguro es que nadie lo haya descubierto como tal aún, conozco
muchísimas parejas que jamás han discutido por este tipo de razones, que a
simple vista confían ciegamente el uno en el otro, que son plenamente felices
¿y sabes qué he notado de todas ellas? Que su uso de las redes sociales es casi
nulo y es más el tiempo que pasan compartiendo entre ellos que compartiendo su
vida personal con el mundo, pero todavía no satanicemos a estas páginas.
Quizá hayas escuchado
frases como “los celos son para los feos”, “yo no soy celoso porque estoy
seguro de lo que soy” o “si no te cela no te quiere” y no es un secreto que en
casi un 70% de las personas las más celosas son las más guapas y aplica tanto
para hombres como para mujeres. ¿Irónico? Tras muchos años de estudio de campo
que he hecho he llegado a pensar algo que me deja la conciencia un poco más
tranquila. Los celos sí tienen que ver con inseguridad, pero no la que tengas
en ti mismo sino la que tu pareja te hace sentir. Tú puedes ser la o el chavo
más guapo, cariñoso, entregado, fiel, seguro de ti mismo y de todo lo que vales
y sobre todo muy enamorado y aún así sentir celos cuando tu pareja no demuestra
el mismo nivel de compromiso que tú por los motivos o excusas que sea que
tenga. Ahí es donde entra la inseguridad porque a pesar de todo te preguntas si
no eres lo suficientemente bueno para ella o buena para él. Entonces no se
trata de TU inseguridad sino de la que otra persona te planta. Tan triste como
suene pero todos estamos expuestos a ello.
Ahora con eso de que “si no
te cela no te quiere” entramos en un terreno un poco masoquista en el que (y no
se hagan los que no) hasta hemos llegado a hacer cosas para darle celos y que
demuestre un poco de coraje al pensar que podría perdernos. ¡¿Es neta?! Esa
frase es por mucho una de las más grandes mentiras en la historia de la
humanidad, sí, un poco de celos juguetones a cualquiera le suben el ego pero ya
que necesites provocarlos es muy diferente, en ese caso please analiza de dónde
es que viene tu necesidad de atención y adicción al drama, porque sucede.
Cuando estás conociendo a
alguien tanto como cuando ya estás en una relación lo mejor es relajarse,
dejarse llevar sin preocupaciones por lo que pueda o no pasar, confiar y
entregarse sin límites. Sí, a lo mejor pasa demasiado tiempo en el celular o en
Internet pero ese no es motivo para empezar a poner la ardilla a maquinar un
plan malévolo, es muy importante desde el principio dejar en claro lo que
esperas tú de la relación y externar lo que te gusta y lo que no para que
después no haya un “pero es que no sabía”. Comprendo que es muy difícil ser
completamente honesto con alguien que te gusta porque todo lo que tienes en
mente es ser “perfecto”, que tengan muchas cosas en común y que cada que se
vean salga un coro de niños franceses cantando en túnicas blancas alrededor y
debido a ello tengas miedo de decir cuando algo no te está gustando pensando
que quizá pueda arruinarlo todo, pero créeme que ayuda demasiado a futuro que
los dos conozcan bien lo que quiere el otro. A final de cuentas y esto es la
cruda verdad, si algo está destinado a funcionar funcionará, si alguien está
verdaderamente interesado en ti lo va a demostrar y si en alguna parte del
cosmos está escrito que van a estar juntos ¡así será! Y si te tocó estar con un
imbécil que piensas que va a andarse ligando a cualquiera que se le ponga
enfrente o una novia de cascos ligeros que va por la vida dando probaditas de
amor como demo-edecán del súper y eso es lo que despierta tus celos, ¡a la
jodida! Que cuando una persona te hace sentir inseguro entonces no vale la pena
y lo que vale la pena es primero amarse uno mismo. ¿Sabes qué es lo mejor de
todo? Que la ciudad está repleta de habitantes y siempre habrá alguien igual
que tú dispuesto a volver a empezar. Nada más ten cuidado de repetir patrones y
del número de comienzos que quieras tener, no vaya a ser que un día mires atrás
a todas aquellas veces que intentaste y para colmo sigas soltero, cansado y un
tanto arrepentido de tener el número elevado.
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