No Soy Yo
¡Por fin conociste a esa
persona que te hace sentir tan seguro que igual podrías decir ¡HASTA SIEMPRE,
LADILLAS! Porque sabes que jamás te sería infiel o te fallaría… y de pronto
sale con el “No eres tú, soy yo”. No sé si aventurarme a decir que es la frase
que más odio con toda mi alma. La he escuchado tantas veces que empiezo a creer
que en verdad soy yo y sólo me lo dicen para hacerme sentir menos mal al
momento de dejarme. ¿Te ha pasado? Me han dicho esa frase en más de una ocasión
y puedo decirte que todas y cada una de esas veces sentí cómo mi ego, mi alma y
mi corazón eran hechos bolita y aventados al bote de basura de una manera sutil
pero desvergonzada. Voy a empezar con un consejo: puede que tengan toda la
razón y que el problema no esté en uno sino en ustedes pero es hora de buscar
otro pretexto con más credibilidad que ese. Tienen qué parar.
La ecuación es simple:
conoces a alguien, empiezan a salir y se mensajean todo el día, se llaman cada
que tienen oportunidad y comienzan a elevar las expectativas del otro de una
manera descomunal que te hace escuchar el canto de las aves cada vez que tu
celular vibra o suena y sabes que se trata de esa persona que te ha estado
quitando el sueño. Sonríes todo el día y tienes que chutarte a cada rato a las
personas cercanas a ti diciéndote cursi, romántico o hasta iluso. Te dejas
llevar por toda esa oleada de sentimientos que empiezan a renacer en ti y que
desde que terminaste con tu ex (y que te dejó en el hoyo) no creías poder
sentir de nuevo, los días parecen diferentes y el mundo brilla con un tono
único que te dice que sólo a ti te pertenece, que es un mundo que tiene todo
para convertirse en el de ambos. ¡Vamos! Encontraste a esa persona que hasta le
vale que tengas EL NÚMERO ELEVADO. ¿Qué es lo mejor de todo? Que sabes que no
eres el único, que sientes en cada uno de tus poros que la otra persona está
exactamente igual o peor que tú y que eres tan correspondido que puedes
entregarte sin miedo, sin pensar que quizá un día te puedan lastimar.
Te encuentras en un punto
tan alto de felicidad que quizá se vuelve imposible empezar a ver las señales
por más pequeñas que sean, pero siempre presentes. Estás tan encerrado en tu
burbuja y tan ilusionado que te es imposible ver que poco a poco y quizá muy
lentamente la otra persona ha empezado a alejarse y a poner distancia
provocando que hasta sientas esos MALDITOS CELOS que tanto te frustran, puede
ser que lo hayas notado pero inconscientemente has decidido que no es relevante
y que si con anterioridad te ha demostrado tanto interés es imposible que se
haya evaporado de un momento a otro… déjame decirte una cosa: nada es
imposible.
La verdad es que es una
mentada de madre. El pretexto de “no eres tú, soy yo” puede que exista desde
antes de los tiempos de mi bisabuela y que siga siendo usado como la salida más
fácil a una relación que no te está llenando tanto como lo esperabas o como lo
requieres. ¿Por qué no ser honestos y decir las cosas como realmente son? ¿Por
tratar de no lastimarnos? ¿Por pintarlo más bonito? ¿Por qué no aceptar que
simplemente NO TE QUIERE?
Puede que cuando te
enamores seas la persona más cariñosa, detallista y romántica del mundo, que te
desvivas por tu pareja y trates día con día de encontrar la forma de provocarle
una sonrisa o de hacer de su día algo especial, pero en lo personal yo no me
enamoro a lo tonto. Si me enamoro de alguien es porque estoy recibiendo lo
mismo que estoy dando o mucho más, porque me están demostrando que el interés
es mutuo y que los sentimientos que están creciendo dentro de mí son
correspondidos y que no debo temer al compromiso porque algo importante está
siendo construido. ¿Qué pasa cuando de repente una pieza no encaja? Uno se
ciega, ve lo que le conviene y empieza a justificar a la otra persona y a dar
no el 100 sino el 200 por ciento en un intento desesperado de avivar la llama
que muy en el fondo sabemos que se está apagando y que tarde o temprano culmina
con la famosa plática en la que te dicen cuánto te quieren, la increíble
persona que eres y que mereces algo mucho mejor, que no es él/la indicada para
ti y que los caminos que llevan no están dirigidos hacia el mismo lado, que no
fallaste en nada y que no es tu culpa, que es la de él o ella que no está en la
misma sintonía.
Todo el amor que sientes por esa persona
empieza a devaluarse y no por decisión propia sino porque a veces hasta muy
descaradamente te dicen “te amo pero no podemos estar juntos, no es el tiempo”,
¿de qué se trata? ¿Qué no se supone que cuando quieres estar con alguien luchas
por él? Puedo asegurar que este es uno de los casos más dolorosos, cuando te
dicen que te quieren pero que no es el momento para estar juntos, que quizá más
adelante los caminos se crucen de nuevo y que sus vidas puedan volver a
encontrarse. ¡Con un demonio! Mejor decir que no quieres estar en esa relación
pero no dejar la esperanza abierta. Mejor aceptar que para ti esa persona era
EL POR MIENTRAS y que sigues esperando algo mejor. Lo peor que puedes hacer es
hacerle pensar a la otra persona que puede ser “temporal” y que quizá con el
paso del tiempo las cosas entre ambos puedan darse de una mejor manera. ¿Por
qué? Porque los que en verdad nos enamoramos no dejamos de pensar, no dejamos
de sentir y día con día estamos buscando la manera de lograr que sus ojos
vuelvan a mirar los nuestros y que se den cuenta de todo ese amor que están
dejando ir. ¿Qué merecemos algo mejor? ¿Qué no eres la persona indicada? No
pueden hablar ni pensar por nosotros y tomar decisiones que creen que nos van a
hacer bien, ¡déjennos decidir! ¿Y qué si nos damos en la madre? ¿Y qué si pasa
el tiempo y tenían razón y las cosas no funcionan? Al menos tendremos la
seguridad de saber que después de todo tenían razón y que sí son ustedes los
del problema mental o emocional que no pueden entregarse.
En cambio lo dejan a uno
con un vacío infernal pensando que “es demasiado bueno”, que los sentimientos
no pueden más que la convicción y que ha sido tan ingenuo como para fijarse en
esa persona que no va a corresponder para nada a nuestros sentimientos. Claro,
pero ya nos ilusionaron, inintencionadamente nos envolvieron en una nube de
romance y nos hicieron sentir especiales, nos besaron de la forma más tierna
posible y nos hicieron creer que se estaba escribiendo una historia maravillosa
y única. Y de repente no están listos, les entra el miedo por el compromiso y
por entregarse al cien en una relación que ven “demasiado perfecta” y lo mejor
es dejarnos ir “por nuestro propio bien”. ¿Y quién les dijo que uno es tan
frágil como para no estar conciente de las decisiones que está tomando? ¿Quién
les dijo que uno sufre menos así?
Sí, lo he vivido, lo he
llorado y lo he sufrido de todas las maneras posibles porque también he sido de
esos imbéciles que dejan ir a alguien con el pretexto de que uno es el que no
es suficientemente bueno. El resultado es que hoy sé que solté a una de las
mejores personas que ha llegado a mi vida con un pretexto tonto, que sé que
pudo haber sido alguien que cambiara mi mundo y que hoy está construyendo el
suyo porque de buenas a primeras me entró el miedo y creí que merecía algo
mejor que yo y que no estaba listo para un nosotros. Peor aún es cuando te la
aplican a ti y eres el pobre tonto que se queda con las manos cruzadas y
tratando de disimular las lágrimas que quieren escapar de tus ojos mientras te
dan ese último abrazo, que no significa nada más que un adiós definitivo a esa
persona que tanto amas pero que prefiere dejarte ir antes que “lastimarte”.
Qué ganas de decirle “no te
vayas”, de pedirle que te deje tomar esa decisión y de correr el riesgo, de
darse la oportunidad de saber si puede o no ser algo bueno para ambos, de
declararle una vez más tu amor con la esperanza de que de último momento cambie
de idea o vea por fin que en ti tiene algo difícil de encontrar. ¿Por qué nos
engañamos? Si de verdad te quiere va a luchar por ti, si quiere estar contigo
lo va a estar y no le va a importar si eres perfecto o no, va a dejar de lado
prejuicios, miedos y barreras con tal de aventurarse a vivir una experiencia
contigo sin el miedo de que el resultado pueda o no ser el esperado. Sin la
necesidad de dejarte solo, vacío y preguntándote qué hiciste mal o en qué
fallaste cuando claramente has entregado todo de ti y aún así no ha sido
suficiente, cuando únicamente te ilusionaron y te elevaron para después dejarte
caer y es ahí cuando terminas dándole la razón y pensando NO SOY YO, eres tú
que te pones límites, que tienes miedo o que no sabes lo que quieres, que con
tanta facilidad dices “te quiero” sin ver que para la otra persona puede ser la
frase más increíble que haya escuchado. Que con dos simples palabras puedes
mover el mundo de alguien y con una frase estúpida hacer que se derrumbe… A
veces no lo vemos o quizá es que no queremos verlo, que nuestro amor o ilusión
sea tan fuerte que se nos pasa el pequeño detalle que nos dice claramente que
quizá no soy yo, quizá no eres tú, quizá son las situaciones y en verdad no
querías lastimarme… Quizá tú eres de las que padecen de únicamente estar
enamoradas de la idea del amor. MI AMOR, AMOR.
Twitter: @JCRO35
Describiste mi situación actual, lo peor es que lo sé y ahí sigo /: Jajajaja
ReplyDeleteYa con saberlo estás consciente de la situación, decidir seguir en ella es cuestión de pensar, valorar y estar seguro de qué es exactamente lo que buscas, no de esa persona, sino de ti mismo estando con ella. ¡Saludos!
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