Karma
La historia de tu ex
Existen momentos que jamás se borrarán de tu memoria.
Están destinados a quedarse ahí por siempre, presentes a cada momento para
recordarte día a día una experiencia vivida. No tengo muchos de esos pero puedo
enumerarte sólo dos en este instante. El primero, cuando mi madre alcoholizada
por primera vez tras el abandono de mi padre me abofeteó y barrió el suelo con
mi cuerpo siendo presa de la angustia y la ansiedad. El segundo está
sucediendo. Quizá creas que es imposible pero si es así es porque no has pasado
por ello, pero ver al amor de tu vida desvanecerse entre la niebla es aún mucho
más doloroso que el primer recuerdo, sí, veinte, treinta, doscientas veces más
doloroso e incomprensible.
Laura, hace unas
horas aún te sujetaba entre mis brazos y podía reconocer el aroma de tu pelo
negro. Hace unas horas tu mano se entrelazaba con la mía mientras tu pulgar
izquierdo acariciaba suavemente la piel que le quedaba de paso. Hace unas
horas… únicamente pocas malditas horas y de tus labios salió un “te amo”. ¿A qué está jugando el destino que ha
decidido tirar los dados en mi contra?
Seguí parado
ahí, en medio de la calle mientras cientos de personas pasaban a mi alrededor
sin siquiera notar mi presencia, mucho menos vieron mis lágrimas que el aire
frío secaba una y otra vez dejando las marcas en mis mejillas. Honestamente no
sé que esperaba aún, habías decidido dejarme y ahora tu presencia se había
convertido en un punto oscuro que se iba alejando más y más entre la multitud
de personas. ¿Por qué así? ¿Por qué aquí?
¿Por qué a mí? Miles de preguntas rondaban mi cabeza y para ninguna tenía
respuesta. Después de todo ni siquiera tú pudiste darme un motivo. Las palabras
salieron de tu boca como si se tratara de cualquier tópico sin relevancia y del
que se habla un domingo cualquiera mientras aún estás en cama. Tan fácil,
simple y sencillo. No te costó nada cambiar mi universo de un momento a otro
con la ayuda de tres putas palabras. ¿Qué
se siente arruinar la vida de alguien sin remordimiento alguno?
Ya sé lo que voy a escuchar
cuando se sepa la historia, sé exactamente con qué palabras mis amigos tratarán
de consolarme y sí, sé que no bastarán tan sólo unos días para volver a
sentirme entero e ilusionado por el simple hecho de tener la vida. Hoy mi
corazón queda marcado por tu ausencia y tu partida sin razón. Hoy los demonios
de mi cabeza trabajan sin descanso para entender por qué estoy solo, por qué no
has podido amarme. Hoy… Hoy me siento víctima del destino, de tu indecisión y
tus miedos. ¿En qué fallé? Le doy
vueltas en mi cabeza sin poder pensar en una, sólo una razón que me haga ver
mis errores, que me diga en qué me equivoqué.
Al ver tu
silueta evaporarse por completo en el horizonte decido dar la vuelta y seguir
mi camino, ese camino que hoy dejaste lleno de inseguridades y melancolía, el
mismo camino que un día pensamos construir juntos, hombro a hombro, de la mano.
Qué diferente se siente caminar por la calle con las manos vacías, con el
corazón roto y el orgullo herido. ¿Cómo
pudiste? Se necesita ser insensible para actuar así, para lastimar tanto a
alguien que el único error que cometió fue amarte. Mis pasos no son firmes, mi
respiración es lenta, mis ojos no pueden ver claro y yo no puedo dejar de
amarte.
No quiero llegar
a casa y sigo andando sin rumbo, todo avanza tan lento que casi puedo sentir mi
corazón irse deteniendo despacio. La oscuridad de la noche me cubre de pronto y
no sé ni siquiera en dónde estoy, en qué extraño lugar he terminado. De pronto
mi mente empieza a trabajar en reversa y los recuerdos inundan cada espacio de
mi cansado cuerpo. Uno a uno van saliendo y dejándome ver un poco o demasiado
de lo que a través de los años ha pasado, de lo que hiciste, de lo que he
hecho.
¿Será posible? Lo dudo por un segundo y es
que me cuesta creer que este tipo de cosas pasen, es difícil darse cuenta de
que probablemente y muy en el fondo pueda bien saber el motivo de mi
sufrimiento, ese que tú dejaste hace tan sólo unas horas. Detengo mis pasos y
un centenar de emociones empiezan a electrizar mis nervios. No puede haber otra
razón. ¿Quién iba a pensar que un día me
encontraría de este lado del juego? Que sería la cara perdedora de aquella
moneda que lancé al aire tantas veces.
Hoy recuerdo
perfectamente la cara de Ana cuando me fui sin siquiera despedirme. Hoy
recuerdo el llanto que nubló su rostro al dejar de amarle. Hoy recuerdo las
veces que entre sollozos Verónica me pidió que no le dejara pues sin mi no
encontraba alivio. Hoy entiendo la desesperación en sus palabras cuando no pude
corresponder sus suspiros. Hoy puedo reconocer esa mirada en Laura que me
recordó tanto a mí mismo y una última pregunta me recorre la mente… ¿Qué se siente?
Sí, existen momentos que jamás se borrarán de tu
memoria. Están destinados a quedarse ahí por siempre, presentes a cada momento
para recordarte día a día una experiencia vivida. No tengo muchos de esos pero
puedo enumerarte más de dos que yo he provocado, en este instante.
muy interesante. no habia tenido la oportunidad de ver tus notas y muuuy bien heee. te felicito . sigue asi desde tantoyuca, zona norte de veracruz.
ReplyDeleteNo tienes idea de como me han ayudado tus aportaciones, estoy pasando un rompimiento, y esto me ayuda a aclarar mejor mis ideas.
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